Itapé

Media docena de imágenes sacras talladas en los talleres franciscanos del siglo XVIII, objetos de la Guerra del Chaco y piezas relacionadas con el uso y costumbres de la gente conforman el acervo del Museo Fray Buenaventura de Villasboa, de Itapé.

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Los santos fueron robados y recuperados, lo que incidió para que el acceso sea restringido.El padre jubilado Nelson Severiano Vega, nacido en Itapé hace 69 años, es el principal propulsor del Museo Fray Buenaventura de Villasboa. Cuenta él que de joven se interesó por las imágenes antiguas que adornaban la vieja iglesia, demolida en 1966. "Era el año en que me ordené sacerdote, cuando el padre Vicente Arzamendia desmontó el altar de madera y lo depositó en la intemperie; los santos tallados fueron a parar en casa de los feligreses y se procedió a la refacción del templo".

Ya en función de cura párroco, el padre Vega comenzó a recuperar las tallas con el objetivo de crear el museo que tuvo sus inicios en 1988. Se habilitó en la Casa Parroquial, pero en una ocasión las puertas fueron violentadas y se robaron las figuras de San Isidro Labrador, San Antonio, San Buenaventura y otras menores. Tras una serie de denuncias e investigaciones, las imágenes pudieron ser localizadas en Ñemby, luego recuperadas y devueltas a Itapé. El episodio dejó al descubierto la vulnerabilidad del local y se procedió a acondicionar un altillo de la iglesia para trasladar el acervo del museo. Y desde el 2008 está organizado en las alturas del sector posterior del edificio eclesial. Solo se puede acceder por escaleras con acompañamiento del padre Vega, previa solicitud verbal en su céntrico domicilio. No obstante, el anfitrión acude con gusto, llave en mano, a abrir el local que contiene objetos relacionados con la historia de Itapé. Se puede apreciar en una vitrina la platería de uso religioso: incensario, cáliz, copón e hisopo labrados a mano en 1700. Está una cruz procesional de plata de la época inicial del pueblo. El lote de imágenes sagradas incluye al Señor de las Palmas, la Virgen del Rosario, Virgen de los Dolores, San Juan Evangelista, Jesús Nazareno. Se guarda también un misal romano, el primer libro parroquial de 1685, siendo obispo Fray Faustino de Casas, al igual que una colección de casullas bordadas con hilos de oro en artísticos diseños.

En el sector que ubica objetos relacionados con la Guerra del Chaco (1932-1935), hay caramañolas, platos, cubiertos y utensilios de alimentación de los soldados. "Son las cosas que conseguimos con los excombatientes o con sus herederos", explica el religioso que hace de cordial guía.

En el espacio único, atacado con frecuencia por termitas y murciélagos, se exponen los viejos instrumentos musicales de la banda dirigida por el profesor italiano de apellido Sanguinetti, en 1910. De la misma data es un baúl que perteneció a la señora Mercedes Alfonso de Vega y otro karameguã’i que se utilizaba para guardar documentos y papeles importantes. Hay una artística jardinera de hierro forjado y cruces del antiguo cementerio. El héroe de Itapé, el maestro Tte. 1º Avelino Villagra, está presente en el recuerdo a través de un retrato suyo que observa en silencio lo que sucede en el recinto.

Un par de cuadros hechos con monedas paraguayas en desuso, planchas de hierro a carbón, pavas de hierro y cubiertos completan el rincón destinado a utensilios del hogar de los itapeños de antes.

El celo y gran dedicación del padre Nelson Severiano Vega es notorio y loable. Pero evidente es que el museo requiere de mejor ventilación y presupuesto para un mantenimiento adecuado. Las imágenes con policromía original de más de dos siglos y medio de existencia, con alto valor histórico para la comunidad itapeña, sufren los efectos nocivos de las elevadas temperaturas y permanecen a merced de alimañas.   

Pueblo de tres siglos

Itapé es una antigua localidad del departamento del Guairá, fundada por los religiosos franciscanos en el año 1672. Conserva el típico lineamiento de los pueblos originados en el siglo XVII, que ubica al edificio eclesial en medio de una gran plaza, rodeada de casas. Ya el templo fue refaccionado en los años 60, pero quedan unas pocas construcciones de época. Celebra su fiesta patronal el 15 de mayo, en honor a San Isidro Labrador. Queda a 17 kilómetros de Villarrica y a 191 de Asunción. Su población urbana cuenta 1.650 habitantes, según el censo nacional del año 2002. La actividad productiva se basa en la agricultura y la ganadería.
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