LA CANASTA MECÁNICA

EL CHUPAMEDISMO INTERNACIONAL.- No se puede ignorar que existen colectivos casi satánicos, como el Situacionismo Internacional, la Internacional Socialista, el Anarquismo y Posestructuralismo Planetario, la Asociación Local e Intercontinental de la Izquierda Caviar, y el poderoso Movimiento Ecuménico Sindicalista de los Trabajadores y las Trabajadoras de la Burguesía Intelectual y Periodística. Por suerte, también se hallan activas las santas agrupaciones de la Extrema Derecha Regional, el Movimiento Conservador Mundial, la Liga Universal de Empresarios y Financistas del New-New Deal, y la influyente Corporación Contemporánea Nacional de la Altruista Derecha Mortadela, apoyada por sus medios de comunicación masiva.

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Los pensadores, historiadores y sociólogos han investigado las creencias sociales e ideológicas que motivan a todas estas agrupaciones y sus similares a buscar el poder político para dominar, a veces negociando, a veces reprimiendo, casi siempre a través de la manipulación y el engaño.

Ahora bien, desde mi nada serio punto de vista, hay una corriente histórica, que atraviesa en forma visible a todas las ideologías y creencias: se trata del chupamedismo, cuyo simple y evidente propósito es la adulación al poder. La función esencial de un militante del chupamedismo es adular a ciertas personas por las cualidades que no poseen.

El chupamedias no le adula al pichi. Los aplausos y las palabras de exaltación le dedica a quien ocupa un cargo importante o posee una gran fortuna. No es lo mismo proponer la reelección de un presidente de condominio, que hacer hurras a favor de la reelección de un presidente de la República. Ojo que alrededor del poder hay aduladores y envidiosos. Los chupamedias profesionales están detrás de las prebendas y los cargos planilleros. Los envidiosos buscan la destrucción, el mal y la caída.

Ser militante del chupamedismo no es fácil, es complejo. Claro que existen otras bajezas similares, como la avaricia o la delación. Pero el ejercicio del chupamedias ostenta un sensacional espíritu rastrero que requiere un sofisticado esfuerzo físico.

Advirtamos que los chupamedias no son los únicos responsables de su labor succionadora de calcetines. Hay verdaderos artistas en disfrazar la adulación para que parezcan elogios sinceros. La persona menos vanidosa no es completamente insensible a la zalamería, siempre puede pensar que algo hay de verdad en los méritos que se le atribuyen. Se puede considerar que hay una línea imperceptible entre el elogio y la adulación, que se nota en el verdadero propósito que motivan las expresiones de alabanza.

Es fácil reconocer a un chupamedias hurrero. Su obligada presencia en todo acto político lo delata. Contagia al auditorio con su efusivo aplauso y sus gritos de hurra. Su actitud servil lo evidencia, siempre cerca del líder político o del homenajeado.

George Chapman dice que los aduladores se parecen a los amigos como los lobos a los perros. Y digamos que quien hace caso de aduladores en el pecado lleva la penitencia, ya que seguro acabará teniendo que recompensar por haberse dejado engañar.

carlafabri@abc.com.py

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