LA CANASTA MECÁNICA

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GENTE TÓXICA.- Es común, nos pasa que, en ocasiones, miramos la vida con un prisma negativo, sobre todo cuando las cosas van saliendo mal. Pero hay personas profundamente pesimistas que no son capaces de apreciar los aspectos positivos, y siempre se centran en los errores y problemas. Obviamente, tener cerca a alguien así puede ser desgastante, muy desmotivador y hasta podemos contagiarnos con su negatividad.

Es la típica persona que acude a buscar ayuda cada vez que tiene un problema, pero es muy difícil que esté dispuesta a escuchar nuestras dificultades y brindarnos su apoyo emocional. Es probable que le estés contando tus problemas y acabes compadeciéndote de los suyos, que son mucho menores. Obviamente, una persona así solo traerá más carga a nuestra vida y nos hará sentir mal.

Si cada vez que te topas con esa persona tu equilibrio emocional se va al tacho y terminas sintiéndote mal, es probable que se trate de una relación tóxica, innecesaria en nuestra vida.

De vez en cuando queremos encontrar a alguien que nos indique los riesgos que tendremos que afrontar al tomar determinadas decisiones. La personalidad tóxica solo es capaz de ver las dificultades y lo único que hace es sembrar más dudas. No se trata de cautela, sino que enfoca la vida desde un profundo vacío interior, con miedo, baja autoestima; no se atreve a tomar riesgos y tampoco quiere que los demás lo hagan. Por eso se dedica a boicotear cualquier proyecto, sembrando la inseguridad, y se especializa en cortar las alas y borrar los sueños.

La gente tóxica no maneja bien sus emociones, no le interesa recibir nuevos argumentos y se acostumbra a invadir la vida ajena. Es como si siempre estuviera tensando la cuerda, para comprobar hasta dónde puede llegar nuestra paciencia. Sin remordimiento, atropella nuestro espacio personal, nos roba tiempo y espera que nuestra disposición a sus necesidades sea incondicional.

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No hay que permitir que la persona tóxica avance sin establecer una barrera, porque nos arrastrará al enojo y la frustración.

Las personas tóxicas suelen ser rencorosas, no olvidan conflictos del pasado, son extremadamente injustas, egoístas y pueden actuar de forma irracional. Por eso, la regla de oro para lidiar con relaciones tóxicas consiste en establecer límites y mantener saludable distancia. Es pertinente distinguir entre quienes de veras desean resolver un problema y quienes solo quieren quejarse. Esperar un cambio puede ser inútil, complicado y demanda gran esfuerzo.

Cuesta no juzgar. En el camino del desarrollo de la conciencia es uno de los hábitos más complicados de abandonar, pero también es uno de los que más beneficios nos reporta. En todo caso, y en silencio, es posible actuar con misericordia para ofrecerle respeto, comprensión y compasión. Detrás de esos comportamientos tóxicos es probable que se escondan traumas infantiles, miedos, frustraciones. Además, la gente tóxica no es peor ni mejor, solo es diferente.

Por Carla Fabri carlafabri@abc.com.py