LA CANASTA MECÁNICA

LAS MUJERES NO SE VICTIMIZAN.- El feminismo no es necesariamente una ideología ni precisa de militancia. Que mis derechos personales no sean atropellados no me impide ver la injusticia y violencia que sufren mis congéneres alrededor y en el mundo. Puedo no sentirme identificada con ciertas formas tal vez exageradas de expresar los reclamos. Pero eso no invalida la consistencia y la necesidad de la petición.

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Existe una lectura muy simplista del movimiento feminista que intenta mostrarla como una lucha de sexos que no lo es, porque el feminismo propone un orden social de igualdad, en el cual el género no es lo más importante a la hora de adoptar un rol en la vida. Por eso es lamentable que en el debate público en internet, en las redes sociales, solo se expresa con fuerza el discurso extremista en pro y en contra.

Siempre existieron feminismos duros, combativos y feminismos menos conflictivos, quizás más complacientes.

Por todo esto, suelo dar una respuesta de humor a esos masculinos que, cuando las mujeres reclamamos nuestros legítimos derechos, nos tildan de histéricas, de amargadas, de falta de cópula.

Si midiéramos las circunstancias con la misma vara, también podríamos decir que cuando los hombres están de mal humor y hacen reclamos y denuncias, es porque tienen un miembro inactivo, jubilado, con dificultades de erección.

El varón también gana con las vindicaciones liberadoras. Por ejemplo, puede disfrutar de su paternidad y de un espacio emocional que facilitará su felicidad. Es comprensible que el macho hegemónico (que no son todos los hombres) se sienta amenazado. Existe una crisis de esa masculinidad antigua que alimenta el crecimiento de opciones políticas duras, ultraconservadoras. Así que no es casualidad que muchos partidos de la derecha más reaccionaria, que a nivel global van ganando posiciones, incluyan en sus programas la lucha contra la ideología de género o la crítica furiosa a todas las transformaciones que se lograron gracias a la lucha feminista. Se trata de hombres que se resisten a compartir sus privilegios y asisten con temor y enojo a una nueva realidad que deteriora esa hegemonía que durante milenios y siglos les dio múltiples dividendos. Es un modelo de hombre que hoy está en crisis, porque las bases de un viejo contrato sexual se desmoronan. Ese hombre ha dejado de ser el proveedor y sostén del orden, paralelo a la dependencia de las mujeres, vistas como seres destinados a deseos y necesidades del macho.

La movilización mundial de mujeres, llevada a cabo el 8 de marzo, tiene entre sus objetivos principales dar visibilidad a la brecha salarial que sigue sometiendo a las mujeres en toda su vida laboral. Quienes dicen que las mujeres se victimizan parecen desconocer que existe una gran diferencia entre lo que gana una mujer y lo que gana un varón. Un dato confiable dice que, a nivel mundial, las empresas tienen en su directorio apenas el 4 % de mujeres y ellas ganan menos que ellos. En los cargos altos, la diferencia puede estar en torno al 10 %, pero en los puestos de menor jerarquía, la diferencia es bastante mayor. Otros objetivos de las marchas de mujeres es la equidad en las horas de trabajo y exigir que se acabe la violencia que incluye el respeto al cuerpo femenino.

carlafabri@abc.com.py

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