LA CANASTA MECÁNICA

FOBIA A LOS CAMBIOS.- En una investigación canadiense, alguien quiso saber por qué los rieles de los trenes respondían al ancho de 1,41 m. Eso llevó a descubrir que Canadá había copiado de USA y los Estados Unidos de Inglaterra. Los ingleses habían diseñado así porque era el ancho de los antiguos tranvías de Londres.  Luego se encontró que los tranvías habían heredado las dimensiones de los antiguos caminos forestales ingleses que, a su vez, habían sido diseñados para dar cabida a las antiguas carretas inglesas. Prosiguiendo la búsqueda, se descubrió que esta medida la establecieron los antiguos romanos cuando invadieron Britania. Hurgando aún más, hallaron que el tamaño de 1,41 m se había determinado en tiempos del nacimiento de Jesús y tenía que ver con el tamaño de dos traseros de caballo. Veintiún siglos después, una cantidad de países sigue utilizando la medida porque a nadie se le ocurrió averiguar y decir cambiemos si era necesario. Esto acarreó pérdidas económicas y complicaciones de todo tipo.

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Enfrentarnos a lo nuevo, a todo aquello que nos resulta desconocido, siempre genera tensión, nerviosismo, miedo. Es comprensible, ya que el miedo es una de las más antiguas emociones humanas, es instintivo y sirve para mantenernos lejos de situaciones peligrosas. Pero cuando el miedo es excesivo, frena las posibilidades de cambio, no permite aceptar nuevas ideas e interfiere en la vida diaria. Tal vez este sea el caso de quienes se oponen a la ley de paridad. El rechazo a experimentar lo nuevo tiene el nombre de neofobia.

El miedo se origina en el cerebro reptil que heredamos de nuestros antecesores del paleolítico. Quienes investigan los vericuetos del cerebro afirman que el cerebro reptil y la adicción al poder van siempre de la mano. Genera personalidades regidas por las emociones más primitivas, agresivas, sin empatía, con necesidad de dominar a los demás. Por eso temen el cambio de paradigma que sucede con los derechos adquiridos por la mujer, los nuevos espacios que ocupa y las justas exigencias que pretende.

Como caso de neofobia se podría entender la actitud de la Cámara de Diputados, que en su mayoría se opuso a incluir la paridad en la ley de desbloqueo de las listas electorales. Alguna mujer se opuso alegando que ella no necesitó de cupo alguno para ocupar su curul. Es parte de la distorsión mental que aqueja no solo a hombres, sino también a muchas mujeres. Hay miedo en el rechazo a aceptar que se están dando cambios a favor de la mujer, y que esto permite dar un salto evolutivo en la conciencia de la humanidad. Si soy una mujer privilegiada, que no usó cupos para ocupar un lugar destacado en la sociedad, eso no me impide ver que muchas mujeres se quedan en el camino, y no acceden a puestos importantes porque los varones tienen toda la prerrogativa a su favor. Ellos perciben mejores salarios por realizar el mismo trabajo que podría ser hecho por una mujer. Por último, quisiera exponer dos cosas: 1) Nadie dice que las mujeres que accedan a los cargos por medio de la paridad serán todas santas e iluminadas. No tienen por qué serlo, considerando que la mayoría de los hombres que ocupan puestos de decisión son mediocres y corruptos. 2) Las mujeres no queremos transgredir las leyes, queremos redactarlas.

carlafabri@abc.com.py

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