La salud mental de los niños es lo primero

La psicoanalista argentina Mónica Cardenal participó de un seminario sobre el crecimiento emocional de niños y adolescentes, además de la observación de bebés, organizado por la Asociación Psicoanalítica de Asunción. ABC Revista conversó con la especialista sobre la importancia de las experiencias en los primeros años de vida y el impacto en la vida adulta.

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“Los niños y jóvenes serán los adultos del mañana. Existe una clara evidencia de que las experiencias en los primeros años de vida tienen un impacto crucial sobre la salud mental de la vida adulta”, dice la psicoanalista Mónica Cardenal, licenciada en Psicología, egresada de la Universidad de Buenos Aires y miembro con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA).

Si son los adultos del mañana, ¿cómo cuidar ese desarrollo emocional? Cardenal dice que a través del juego se puede detectar qué le pasa al niño, sus fantasías, ansiedades, tensiones, todo su mundo. “Un niño se expresa cuando juega, dibuja y habla; es decir, cuando ha desarrollado su capacidad de simbolizar. Un niño saludable mentalmente comunica sus estados emocionales y tiene amigos. En ese proceso debe ser acompañado por las funciones mentales del adulto, especialmente en los primeros años de vida. Esto es sinónimo de salud mental”, dice esta profesional, quien también es co-chair por Latinoamérica del Comité de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes de la IPA. Igualmente, se desempeña como profesora asociada y titular del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires, de la materia Abordajes Psicoanalíticos en las carreras de especialización de Psicología Clínica y Psiquiatría Infanto-Juvenil. Supervisora del área de Primera Infancia del Servicio de Salud Mental Pediátrica de dicho hospital.

¿Esto se trabaja solo en consultorio o también en aula? “Hay que brindar comprensión en todos los ámbitos, incluso en los hospitales. El vínculo que establece el niño con el educador en sus primeros años es una relación privilegiada. Así, el profesor se convierte en una pieza esencial con influencia directa en su desarrollo emocional y el manejo futuro de las situaciones que afrontará”.

Sobre la influencia de la tecnología, Cardenal dice que, sin duda, las nuevas tecnologías amplían e influyen –para algunos positivamente, para otros no– las formas de expresión y simbolización de los niños. Es el rol del adulto central para favorecer en el niño las buenas posibilidades de simbolización. Cuando el adulto que cuida (padres, maestros, pediatras) puede funcionar como metabolizador de las ansiedades del niño, estas y sus concomitantes fantasías no tienen por qué ser exclusivamente descargadas por las vías de la tecnología, que finalmente no alcanzan para calmar esas ansiedades; muy por el contrario, suelen aumentarlas, ya que no permiten que puedan ser pensadas y elaboradas por modos más beneficiosos para el crecimiento mental, como puede ser el juego, el grafismo, la lectura, el lenguaje y el vínculo con el otro, que resulta tan elaborador de conflictos”.

En cuanto a los adolescentes, nota que hay muchos jóvenes sin sostén, sin apoyo, que se sienten muy solos, poco conectados. “Necesitamos familias que sepan contener. Es lo que los niños y jóvenes necesitan: contención y comprensión, principalmente”, afirma la profesional.

Sobre los factores determinantes que deben llamar la atención, sostiene que son la ansiedad, hiperactividad o depresión. “Un indicador muy importante es cuando el niño está sufriendo y, muchas veces, se traduce en apatía, pobreza de lenguaje, tristeza, desinterés, hiperactividad, pero se detecta un determinado comportamiento que puede deberse a los factores mencionados. Son distintas manifestaciones sintomatológicas”.

No hay que temer. “A los niños les gusta psicoanalizarse. Los alivia, porque muchas veces no pueden abrirse con los padres o les cuesta. Poder desplegar los miedos, las broncas, los amores; poder transferir, y esa transferencia se da en el consultorio con los profesionales”, admite Cardenal. Es que gracias al psicoanálisis y los aportes de otras ciencias se sabe que lo que vive el niño en sus primeros años de vida será determinante para su desarrollo futuro o qué clase de adulto será. “Un niño comprendido y escuchado, posiblemente, contará con mejores herramientas y recursos internos, psíquicos, para llevar adelante su vida adulta y de relación, con enormes y beneficiosos efectos para las sociedades en las que les toca actuar. Ese adulto tendrá una mayor capacidad de amar y producir, si fue comprendido y escuchado durante su infancia y, seguramente, contará con mejores condiciones internas para pensar emocionalmente en sí mismo y en los otros. Crecimiento mental y desarrollo de pensamientos sobre nuestras emociones van de la mano”.

Cardenal añade que lo que más le interesa a todo niño es lo que pasa con sus padres y hermanos. “Las relaciones con aquellos objetos primarios de amor, estén o no presentes, son el principal contenido de su mundo emocional”.

Observación de bebés

Otro punto mencionado por la entrevistada son los primeros años de vida; es decir, desde el momento que viene al mundo. “Esto también nos da un panorama sobre el desarrollo psíquico temprano, el origen de los vínculos y nos permite captar aquello no verbal, lo gestual, verbal, el juego no hablado”.

Señala que desde el psicoanálisis no brindan indicaciones. “Lo que hacemos es ayudarlos a comprender qué les está pasando a los niños. Cada casa tiene una dinámica diferente y mi función no es dar indicaciones. Lo mismo sucede cuando vamos a la escuela”.

En este punto, Cardenal resalta la presencia de los docentes y pediatras, también, en lo que a salud mental se refiere. “Ellos tienen un rol fundamental, decisivo. Ellos observan mucho la manera en la que crecen o van aprendiendo; clave para el desarrollo”.

¿Qué aspecto se debe cuidar en los niños, esencialmente? “La mente, para poder crecer, soportar las angustias, tiene que poder pensar emocionalmente. Parece muy sencillo, pero en la vida es complejo y no todos los sujetos llegan a ese estado, a pensar, ser uno mismo”.

Menciona a Freud, quien decía que un sujeto saludable es aquel que puede producir sin trabajar y amar. “Finalmente, eso dijo”. Igualmente, trae como referencia a Melanie Klein, psicoanalista austriaca y pionera del análisis infantil, quien también hizo aportes muy interesantes sobre la salud mental. Esta decía que la mente pueda estar identificada y contar dentro de sí misma con un objeto de amor –el objeto, en psicoanálisis, son las personas valiosas– con el cual haya aprendido a amar, perdonar, ser generoso, agradecer y, sobre todo, a ser responsable de las relaciones con el otro. Esa es la mente saludable. Todo esto debe pasar dentro de uno. Sobre eso trabajamos los psicoanalistas de niños y adultos, también; ayudamos a que la mente crezca y llegue al estado ideal”.

En definitiva, la buena salud mental en la primera infancia es la base fundamental para poder tener una vida positiva y luchar por un bienestar personal en el futuro. Cuidemos a nuestros niños.

ndure@abc.com.py 

• Fotos ABC Color/Silvio Rojas.

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