Algún tiempo después de la conflagración que involucró a cuatro países americanos, el conocido intelectual argentino don Estanislao Zeballos recorrió casi todos los escenarios de las batallas de la guerra y entrevistó a numerosos protagonistas de la contienda.
Hoy, conmemorando la terminación de la guerra, con el cobarde asesinato del mariscal López a manos de los brasileños comandados por el general Cámara, recurrimos a los recuerdos de dos protagonistas, recogidos por Zeballos, para tener una idea de los momentos cruciales y determinantes del final de la contienda.
El testimonio recogido por Zeballos en una entrevista con el médico escocés Guillermo Stewart dice:
“El 8 de febrero, López acampó en Cerro Corá con 1200 hombres y seis piezas de artillería volante en el margen izquierdo del río Aquidabán.
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Para el 1 de marzo, la fuerza de López, en un estado deplorable de salud por la falta de alimentos, se había reducido el número a 380 hombres, debido a las deserciones continuas debido al hambre. (…)
A las 6 am llegó un soldado ante López con el parte del coronel Moreno, en Paso Tacuaras, que antes de amanecer fueron sorprendidos quedando toda la vanguardia distante como una legua y de 90 hombres con dos piezas chicas y tomados todos por el enemigo. Despachó luego López un ayudante con 2 soldados para cerciorarse de lo acaecido en Paso Tacuaras, y un rato después llegó otro soldado escapado confirmando al primero.
En este estado, López puso su gente en orden de combate y esperaba la llegada del enemigo”.
Por su parte, el coronel Juan Crisóstomo Centurión relató:
“La miseria allí era completa. De un buey flaco se racionaba mil hombres. Al Estado Mayor se le concedía, como gracia especial medio cuero y las menudencias. Comíamos todo: naranja agria, cogollos de palma, raíces y cueros. López mismo comía el cuero muy hervido y los soldados hacían chicharrón en las brasas. Era imposible digerir tal comida.
El día de la sorpresa llegó una mujer de las Tacuaras a avisar que el enemigo había tomado la gran guardia allí establecida. López ordenó entonces reconcentrar fuerzas, pero todo el mundo estaba disperso en los montes buscando qué comer.
Poco después se oyó una descarga de artillería en el Paso del Aquidabán.
López gritó entonces:
–A caballo, Centurión, a ver qué pasa allí”.
Stewart recordó también:
“Al mismo tiempo despachó al comandante Solís con 10 hombres a pie hacia Tacuaras para observar el movimiento enemigo, y otro fue por la picada del Chirigüelo para apresurar la marcha del general Roa con sus pocas piezas de artillería, pero Solís muy pronto pereció por el camino. En el acto de tener noticia de la muerte de Solís montó a caballo y reunió todos los ayudantes y hombres que había hasta el número total de setenta individuos al paso del Aquidabán, como cien pasos antes de llegar al paso, el enemigo se presentó y se estrelló sobre la pequeña banda de López. Este combate no duró 15 minutos. López se dirigió por otra dirección, al paso de abajo del Aquidabán; pasando un arroyuelo donde fue alcanzado por el enemigo, quien lo hirió a lanza en el muslo izquierdo. Fue entonces requerido a rendirse y respondió que él no se rinde, entonces le dieron balazos y murió en el acto”.
El resto es historia conocida. Así, luego de cinco años de lucha, terminó la sangrienta guerra que marcó profundamente a la sociedad paraguaya.
surucua@abc.com.py • Fotos ABC Color/Archivo.
