Takumbú

Fernando Allen toma como pretexto los cuchillos de Takumbú, una obra del artista Osvaldo Salerno, para realizar un fotolibro. Las armas, que están hechas de todo tipo de materiales y para hacer daño, en el libro, con el ojo del artista, adquieren una dimensión plástica y estética diferente.

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Takumbú se titula el fotolibro que presenta Fernando Allen, basado en una obra homónima de Osvaldo Salerno, y muestra imágenes de cuchillos hechos por los reclusos de la penitenciaría. Además de las fotografías de las armas, tiene textos de Roberto Amigo, un curador y crítico argentino. “Fue director del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires”, explica Allen.

La obra cuenta, también, con un texto de Ticio Escobar y otro de Walter Fernando Díaz. “Son escritos breves sobre el tema de los cuchillos, que es muy interesante”, comenta.

Las armas están hechas con todo tipo de materiales que los reclusos consiguen en la clandestinidad, derritiendo plástico, rescatando pedazos de metales, hojas, varillas... En el libro adquieren una dimensión plástica, estética diferente, pero están hechas para hacer daño. “Realmente es impresionante, sobre todo, porque son armas mortíferas. Se utilizan para defensa y ataque; causar daño, herir, matar”, enfatiza. 

Allen refiere que trabaja con Salerno desde hace muchos años, ya sea en diferente tipos de proyectos o documentando las exposiciones que organizan, tanto el artista como el Museo del Barro y el Centro Cultural Citibank. En una de las exposiciones, justamente Takumbú, en el Citi, fue a tomar fotografías y quedó fascinado con la obra, el concepto, la disposición, la expografía, cómo estaba concebida, cómo se mostraban los cuchillos y se le ocurrió que daría un excelente fotolibro. 

Se lo propuso a Salerno y a este le gustó la idea. Entonces realizaron una edición en conjunto, enteramente solventada por ellos, sin auspicio. “Takumbú está hecho en conjunto, basado en una obra de Salerno, una propuesta plástica, conceptual, artística suya”, resalta. Trabajaron cerca de un año en el concepto, diseño y la edición. 

Cuenta que el papel utilizado es obra primera; aunque no es pretencioso, más acorde con la clandestinidad de los cuchillos. La tapa está realizada en cartón reciclado, con impresión en seco con clisé dibujado a partir de uno de los puñales incluidos en el libro, y el detalle de una banda de goma. Respecto a la obra, sus expectativas son modestas. Le gustaría presentar el material y que se vea. No tiene muchas ambiciones en el sentido económico, en cuanto a la venta en nuestro medio.

Lo que interesa, lo editorial

“En realidad, mis expectativas están puestas fuera. En las ferias de fotolibros en el exterior, porque no son muchas las obras paraguayas que han logrado sobresalir internacionalmente”, refiere y agrega que, en realidad, es más una ilusión. “Me gustaría ver qué pasa afuera con una propuesta editorial como esta. Es un tema duro, complicado, simbólico, pero me encanta trabajar en esto. Es lo que más me gusta; de hecho, es a lo que me dedico. Estoy totalmente volcado a lo editorial y la fotografía de las cuestiones que me interesan, como la cultura, el arte popular, indígena”. 

La obra, que cuenta con unas 50 fotografías, fue seleccionada para participar de la feria de fotolibros de Buenos Aires, que se inaugurará el 31 de octubre. Asimismo, Takumbú fue uno de los 46 seleccionados entre 160 obras por la Convocatoria de Fotolivros 2018, y forma parte de la programación del Festival ZUM 2018 en el Instituto Moreira Sales (IMS) de São Paulo (Brasil), que se realizó el 31 de setiembre. 

Según Allen, en el Paraguay hay muchos temas muy interesantes para la memoria colectiva y sería muy bueno que esos brillos ocultos de la memoria, que están ahí como una brasa de carbón rodeada de ceniza —por dentro tiene fuego, pero por fuera no se nota— salgan a la luz. “Ojalá la gente se anime a proponer publicaciones. En esto tiene que ver la iniciativa privada. Alguien que tenga un archivo privado en términos históricos, artísticos o colecciones de objetos se anime y haga fotolibros, y publique estas cuestiones que tienen que ver con los símbolos de la cultura que nos definen como país”, destaca y añade que hay gente que tiene los recursos económicos para eso. “Es un tema de iniciativa. Desde lo público es difícil, no así desde lo privado, ya que sería mucho más factible y creo que, con los años, podría generar una serie de publicaciones que den cuenta de esta memoria oculta en el ámbito privado de las familias”, enfatiza.

Libro de fotos

Para Allen, el fotolibro contiene un trabajo basado en la fotografía, sea cual fuese el giro que se le da a las imágenes: experimental, ensayo, reportaje. “Es un libro que trata sobre una obra fotográfica, aunque pueda contener otras cuestiones que, en cada caso, si están asociadas al relato o concepto del libro, se puedan utilizar o, inclusive, no necesariamente la fotografía pura como se la concibe como reportaje o documento, sino que puede ser una fotografía experimental, conceptual, lo que sea. “Básicamente es una obra basada en el lenguaje fotográfico. Se llama fotolibro a nivel internacional: photobook, en inglés; fotolivro, en portugués”, explica.

En nuestro país, los libros con imágenes de acontecimientos sociales reciben el mismo nombre. En otros, se les llama álbum de casamiento, cumpleaños, etc. Aquí habrá surgido cuando comenzó a utilizarse esa técnica de encuadernar que sustituye al álbum tradicional, de antes, de fotos impresas. “En un momento surge esta nueva forma, que es lo que hoy se conoce como fotolibro, pero las diferencias conceptuales son muy grandes. Es una diferencia importante”, expresa.

mpalacios@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Javier Cristaldo/Gentileza.

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