Un hombre multifacético

Vino de un lejano país y se hizo paraguayo. En momentos en que nuestro país buscaba restañar sus heridas derivadas de una genocida guerra internacional, don William Paats fue uno de los protagonistas principales de la recuperación moral de la sociedad paraguaya. Luego de una fecunda vida, falleció en Asunción hace sesenta años, un 28 de agosto de 1946.

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Instructor de educación física, promotor de diversas actividades deportivas, fundador de clubes sociales, empresario y principal participante de toda actividad que tendiera al mejoramiento del nivel de vida de sus conciudadanos de adopción. Como tal, fue un conspicuo miembro de la fraternidad masónica y uno de los integrantes ejemplares de esa corporación ecuménica.

De los Países Bajos al corazón de América

Miembro de un antiguo linaje holandés, Friedrich Wilhelm Paats Hantelmann, más conocido como William Paats, nació en Rotterdam el 12 de enero de 1876, hijo de Antonius Joanes Henricus Paats, de profesión comerciante, y Catharina María Louise Hantelmann. El matrimonio Paats Hantelmann también fue progenitor de otros hijos: Friedrich Georg Christian, Cornelia Marie Dorotea, Catharina Marie Louise y Marie Henriette Martha Paats Hantelmann.

William Paats vino muy joven al Paraguay. Apenas tenía 18 años cuando se embarcó rumbo a América, pues le había sido recomendado por los médicos residir en países como el nuestro, para mitigar una dolencia respiratoria. A instancias de un tío suyo (y padrino), también llamado William Paats, cónsul de su país en Buenos Aires, desembarcó en la Argentina, pero poco después vino al Paraguay, invitado por don Enrique Plate, gerente del Banco Mercantil de Asunción. En la capital paraguaya, donde se afincó a partir de 1894, don William pronto se destacó como perito mercantil y contador (justamente del Banco Mercantil), además de traductor público, pues dominaba ampliamente más de media docena de idiomas.

Un nido itaugüeño

En el Paraguay, el joven y dinámico holandés fue flechado por Cupido, cayendo rendido a los pies de una joven paraguaya llamada Martina Rodríguez, con la que tuvo una hija que se llamó Margarita, quien, a la muerte de su madre en 1903, se crió y vivió en Holanda con sus abuelos paternos. Poco después, otro flechazo de Cupido unió la vida del joven William con otra paraguaya, doña Matilde Melián Chiapi, con quien se casó el 17 de julio de 1904 en la iglesia de Itauguá.

William y Matilde iniciaron el linaje de los Paats en el país, y ya van por las cinco generaciones integrando la sociedad paraguaya.

Un joven dinámico

Desde joven, William Paats se destacó en todo lo que hacía, y todo lo que emprendía tenía el sello de su dinamismo y entusiasmo. Esta característica no pasó desapercibida para muchos y, viendo en el joven holandés el ímpetu de un promotor de actividades tendientes al mejoramiento de la sociedad en la que se desempeñaba, pronto fue invitado a integrar la fraternidad masónica, pues se veía en él a un fervoroso constructor de la sociedad.

Así, el 4 de julio de 1899, William Paats, entonces con 23 años, era iniciado en los secretos de la masonería, hermandad de la que llegó a ser uno de sus grandes maestros. Además de dedicarse a las tareas profesionales y al comercio, formando una sociedad con el señor Lapierre, que fue una de las más importantes firmas comerciales de principios del siglo pasado.

William Paats se dedicó a la docencia, especialmente en el área de la instrucción física. Como tal, impulsó la práctica de una entonces novedosa disciplina deportiva, recién llegada al país de la mano de los técnicos ingleses del Ferrocarril: el fútbol. Fue don William el organizador del primer partido de fútbol disputado en Asunción, el 23 de noviembre de 1901, entre los equipos formados con alumnos de la Escuela Normal de Maestros. El primer partido de fútbol disputado en el país tuvo lugar meses antes en el pueblito guaireño de Borja, entre funcionarios ingleses y paraguayos de la empresa ferroviaria.

Para aquel primer partido de fútbol asunceño, don William mandó traer de Buenos Aires una pelota y un inflador.

Fundador de clubes

Entusiasta de todas las actividades integradoras, el nombre de William Paats está muy unido a la historia de muchas entidades de las más diversas características de nuestro país. Así, fue fundador del club Olimpia en 1902 y miembro fundador de la Liga Paraguaya de Fútbol, entidad matriz del fútbol paraguayo que acaba de cumplir su primer centenario y cuya presidencia asumió el 13 de agosto de 1909.

En 1912, en momentos en que la sociedad paraguaya restañaba sus heridas en una de las tantas luchas fratricidas, el señor Paats fue uno de los principales fundadores de la Asociación de Boy Scout del Paraguay. Unos años después, el 26 de junio de 1921, fue el fundador del Club Deportivo de Puerto Sajonia, entidad que, poco después, presidió y fue uno de los promotores de la unificación con otro club deportivo de entonces, el Piraveve. También participó de la refundación del club Libertad, y le tuvieron entre sus fundadores, el Touring y Automóvil Club del Paraguay, en 1924, y la Asociación Cristiana de Jóvenes, en 1943.

Durante la guerra paraguayoboliviana fue uno de los más conspicuos miembros de la Legión Civil Extranjera, benemérita institución integrada por ciudadanos extranjeros radicados en el Paraguay y que mucho hizo ayudando al Gobierno nacional en la defensa del suelo chaqueño.

En el Paraguay, William Paats también ejerció funciones consulares, representando a los Países Bajos. Luego de una prolífica actuación en nuestro país, en la mañana del 28 de agosto de 1946, don William Paats falleció en Asunción, a los 70 años de edad. Como muchos otros de su tiempo, don William supo honrar el cobijo que le dio su patria de adopción, constituyéndose en digno ejemplo para los propios paraguayos, en estos días en que tanta falta hace ciudadanos con sentimientos patrióticos.
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