Las ruinas de San Ignacio

La reducción jesuítica de San Ignacio Miní fue fundada a comienzos del siglo XVII para evangelizar a los guaraníes; el nombre de Miní («la menor», en guaraní) la diferencia de la misión, de la misma zona, conocida como San Ignacio Guazú («la mayor»). La primera se encuentra actualmente en territorio argentino; la segunda, en territorio paraguayo.

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La imagen que hoy reproducimos en estas páginas fue tomada en la primera mitad de la década de 1920 por el fotógrafo suizo Gastón Bourquin.

Gastón Aquiles Bourquin nació en el pueblo de Villeret, en el cantón de Berna, el 6 de diciembre de 1890, y murió en Buenos Aires en 1950. Llegó a Argentina en 1913 para trabajar como ayudante de otro fotógrafo suizo radicado en Suramérica, el ginebrino Juan Pi (1875-1942), corresponsal de revistas como Fray Mocho y Caras y Caretas, en el estudio que este había montado una década atrás, en 1903, en la ciudad de San Rafael, provincia de Mendoza. Pero al año siguiente tuvo que mudarse a Buenos Aires, pues una tormenta de granizo destruyó el estudio de Juan Pi. Bajo la firma «G. Bourquin & Cia», Bourquin editó el Almanaque Patria, y el 25 de enero de 1932 se asoció con el fotógrafo austríaco Federico Kohlmann para trabajar bajo la firma «Bourquin & Kohlmann», aunque la sociedad (no la amistad) se disolvió por motivos económicos. Kohlmann, nacido en Viena en 1893, había llegado en 1922 a Argentina, que recorrió a lomo de mula y caballo, en tren y en barco tomando fotografías de las que, como Juan Pi, Bourquin y otros fotógrafos de la época, hizo álbumes y postales.

La fotografía nace oficialmente en 1839 con el primer sistema para obtener imágenes con la cámara oscura, el daguerrotipo, que Louis Compte trajo a América. La burguesía del siglo XIX tenía un afán de «objetividad», de realismo en la representación de la naturaleza y el hombre, que el arte fotográfico satisfacía. Instrumento privilegiado de construcción de lo real gracias a la confianza en la objetividad garantizada por la mediación mecánica de la cámara, el valor de evidencia de la imagen fotográfica era indudable. Por supuesto, hoy sabemos que son insoslayables la subjetividad del fotógrafo y las condiciones históricas de producción y consumo de imágenes. Por ello, productos como el álbum fotográfico, que se hizo muy popular, documentan no solo la vida pública y privada, sino también la mirada de la época. En el caso de Bourquin, hay una fuerte impronta romántica: la selva misionera se desvanece en la niebla, las siluetas de los árboles se esfuman en el Alto Paraná, las ruinas se integran a la naturaleza –tópico del Romanticismo– en la misión de San Ignacio Miní. Del paso de Bourquin por Misiones queda el libro Misiones y Cataratas del Iguazú, registro visual de esa región hoy limítrofe entre Paraguay, Brasil y Argentina. A ese libro pertenece la imagen que hoy reproducimos en estas páginas: una fotografía de las ruinas de la reducción jesuita de San Ignacio Miní con una inscripción («vandálica»), un nombre y una fecha, 1924, en la jamba de un arco (a la derecha de la foto).

juliansorel20@gmail.com

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