Paul Virilio, pensador del vértigo

La muerte del filósofo y arquitecto Paul Virilio (París, 4 de enero de 1932-17 de septiembre de 2018), «dans la plus stricte intimité le 17 septembre 2018», ha sido anunciada por su hija en un comunicado transmitido este martes por la Fundación Cartier.

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El primer interés de Virilio fue la arquitectura. Cómo filósofo, vio en la aceleración y en la guerra las marcas de nuestras sociedades. Guerra y arquitectura tienen una relación bastante obvia. Durante siglos, la ciudad se defendió con murallas de los asaltos bélicos, pero en la infancia de Virilio, esa ciudad ya no era rival para los bombardeos aéreos. El equilibrio entre ciudad y guerra cambió en la Modernidad. De ello habla Bunker Archaeology (1975), meditación sobre las defensas alemanas que no lograron detener el asalto de los aliados que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial. Aunque lo de poner fin, para Virilio, es ilusorio: la guerra nunca termina: solo se acelera. Y se aproxima así cada vez más a su forma pura. Nuestra arquitectura ya no solo es vulnerable a las bombas, como en la Europa en la que Virilio nació: hoy es vulnerable a la información, que atraviesa paredes y hackea murallas desde fines del siglo XX. En Unknown Quantity (2002) piensa cómo cada nueva tecnología supone un nuevo tipo de accidente. Virilio pensó el lado oscuro de la ciudad. Las ciudades modernas, laboratorios de diversos tipos de vigilancia y control, de nuevas tecnologías para mantener a raya el caos, estas ciudades que paradójicamente son cada vez más los centros del terror y el conflicto en nuestro mundo. La ciudad moderna requiere control: el diseño de París en el siglo XIX, enseña Virilio, puso la planificación urbana al servicio del orden y la seguridad; todo esto, dice en Speed and Politics: An Essay on Dromology (1977), permitió desplazar cantidades cada vez mayores de personas y objetos por territorios cada vez más grandes a velocidades cada vez más rápidas, lo que a su vez permitió la guerra moderna con su matanza a escala industrial. El tour de forcé de Virilio, su acelerada guerra personal en medio de la aceleración y la guerra generales, fue observar en directo y sin detenerse y forjar conceptos que explicaran lo que estaba sucediendo mientras estaba sucediendo. Nada menos. Comprensiblemente impopular, tuvo razón sobre cosas que en el fondo nadie quiere saber.

montserrat.alvarez@abc.com.py

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