Al Presidente Mario Abdo Benítez

Esta es la tercera carta abierta dirigida al timonel de nuestro desarrollo. De paso, estoy seguro de que estarán leyendo los administradores energéticos.

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Sería una descortesía no hacerlo, puesto que aquí no se juzga a nadie en particular, sino al “sistema” que dejó al sector energético en la miseria que todos conocemos.

La única intención de estos pensamientos es la búsqueda del bien común. Si pretendiéramos pagos, prerrogativas u otros intereses, sencillamente no opinaríamos. Siempre dije: “escribir tiene un costo personal muy alto”. Las mafias de los barones de Itaipú y Yacyretá, unidos a los contratistas y a la estructura administrativa prebendaria y entreguista, hacen que luchar por el cambio sea una labor peligrosa y de muy baja renta.

Mientras la carga presupuestaria que incluye al Consejo de Administración, al Directorio Ejecutivo y a la gerencia viajera de 200 personas, sumados a los 1.600 empleados, representen solo el 5% de los gastos de personal; mientras los US$ 150 millones de los “gastos sociales”, que tampoco llegan al 4% de un presupuesto global de US$ 3.291 millones anuales, sean una insignificancia, esto no cambiará. El rumbo de colisión hasta el 2023 seguirá inmutable.

Para agravar todo esto, los nuevos empleados que son contratados y hoy ya llegan a un 60% reciben un chip del sometimiento incorporado. Muy pocos rechazaron esa impronta poniendo en riesgo su continuidad. Particularmente solo conozco a una decena de personas con ese perfil.

La mayoría ha cumplido el “sueño del pibe”: trabajar en Itaipú, en algunos casos hasta con sus padres y abuelos jubilados en la binacional, y para muchos, con una alta probabilidad de llegar a la gerencia por medio de la política partidaria.

A la mayoría de los funcionarios nuevos no les interesa la geopolítica del entreguismo, ni de la “marcha hacia el oeste”, del Brasil. Conocer los laberintos energéticos de la Central Hidroeléctrica está en su cuarta prioridad. Para los “concursados”, salvo esas honrosas excepciones mencionadas, el patriotismo es un lujo peligroso y de poca ventaja.

A muchos técnicos, sindicalistas y empleados antiguos, especialmente los de 60 Hertz (frecuencia operativa del Brasil) les dan repugnancia los principios y valores de un estado democrático y pluralista. Los conocemos hasta por su forma de caminar. Con ellos no haremos el cambio en el 2023 ni en el 2050. Si estos tuvieran poder y las mismas oportunidades, harían lo mismo. Volverían a entregar Itaipú por 30 monedas de plata. Un paralelismo binacional sería intentar reconstruir el Brasil con los soldados y generales del “Lava-jato y el Mensalao”.

Estos empleados y administradores ventajistas “juraron eterna lealtad a la filosofía bandeirante”, como dice sabiamente un crítico anónimo de estas páginas. A pesar de que muchos de ellos tienen un alto coeficiente intelectual, alto rendimiento en condiciones extremas de presión, más de un idioma, maestrías, conocimiento funcional al “sistema”, están aplazados en lo esencial: el patriotismo. Por suerte el Instituto de Altos Estudios Estratégicos (IAEE) está ingresando en Itaipú, por intermedio del Parque Tecnológico Itaipú (PTI). Esto debe continuar, pero bajo un ejido independiente, tal vez la gobernación departamental.

¿Qué haría si yo fuese un presidente democráticamente electo? Pues, además de continuar la política anti-lavado y anti-narcos, implementado por el Gobierno actual, también entraría en algo que Paraguay jamás probó: la sustitución de importaciones. Con esta política industrial, nada nueva en la región, se daría inicio al despegue económico de la nación. Solo con el uso pleno de nuestra energía en la “tercera ola” se generarían empleos reales. El Estado está colapsado y aplazado como empleador, como administrador y hasta como defensor de su soberanía. Sr. Presidente, acepte estas sugerencias como de alguien que solo espera lo más importante de un hombre, la misericordia de Dios para el viaje final. No estimule el entreguismo en las binacionales, tal como lo hicieron sus antecesores. Usted tiene el poder para revertir esto y su nombre podrá quedar en el bronce o en la niebla. Como persona no tiene intereses fronterizos, no tiene ataduras mafiosas del lavado y del narcotráfico; tampoco contrajo compromisos, más que con un pueblo harto de demagogos y mentirosos. Para ventaja suya, como presidente, puede aglutinar fácilmente a patriotas, sin más costo que la honra del deber cumplido. Todavía existen en el Paraguay. 

El rey David, gran líder del Estado de Israel, fue a buscar a sus generales y principales en las ciudades de refugio, aquellos en los cuales se escondían los “abollados” y perseguidos sociales. Hizo prosélito con los despreciados y afligidos, pero valientes y honrados. Así como su antiguo antecesor, Josué, conquistó una treintena de reinos y pueblos bárbaros, y afianzó el poder otorgado de lo alto. Para usted, como varón y gobernante, su tierra prometida es el Paraguay. Si realmente su intención es dejar la Re pública mejor de la que recibió, y a los cinco años, hágalo con hidalguía y como solo lograron los López y los Ayala.

Con todo respeto: 

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables y actual empleado activo de IB.

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