Factores externos y decisiones internas agregan incertidumbre al panorama económico de Paraguay

El menor ritmo económico de este 2019 no es un escenario exclusivo de algunos países del mundo. La situación se replica en la región, y Paraguay no está excluido del mismo. Para comprender y evaluar el desempeño de la economía en el primer cuatrimestre de 2019, conviene retrotraerse al menos hasta el segundo semestre del 2018. Además, la llegada de un nuevo Gobierno al poder profundizó la menor actividad durante el último semestre del año pasado. El tradicional congelamiento de las intervenciones públicas en el periodo de transición no contribuyeron al ya débil comportamiento de la economía. De esta manera, el Estado, importante jugador en el mercado como comprador y demandante, restó puntos al PIB.

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El comportamiento de nuestra economía en este 2019 está explicado con los datos del Indicador Mensual de Actividades Económicas del Banco Central del Paraguay (BCP), que muestran una caída sostenida en torno al 2% desde finales del año pasado y en los primeros meses de este año. Como se ha visto, la ralentización del año pasado se trasladó a este, que a inicios de año se vio nuevamente golpeado por la baja en el desempeño de la agricultura.

La caída de la producción de la soja, por cuestiones climáticas, ronda los 2 millones de toneladas, es decir, alrededor del 20% con respecto al 2018, lo que fue muy importante y de efectos directos sobre el Producto Interno Bruto (PIB). La retracción en el sector agro representa alrededor de US$ 660 millones menos dentro del circuito económico nacional, por lo que el efecto en la composición del PIB es inevitable.

En ese sentido, desde MF Economía, a inicios de este año, ya se proyectaba un impacto negativo en el PIB de alrededor de 1%, o levemente por encima del porcentaje.

En paralelo, desde el sector público aún esperaban señales más específicas para reconocer la desaceleración en el país. Sin embargo, durante los siguientes meses cambió de a poco su posición y en la semana el BCP terminó por reducir su proyección de crecimiento de la economía de 4% a 3,2%, como consecuencia de la caída del sector primario (soja) y la desaceleración de otros sectores clave como el industrial y de servicios.

Profundas reformas impositivas y calidad del gasto 

Como si las condiciones adversas no fueran suficientes, el Poder Ejecutivo plantea una reforma tributaria en el país. Las modificaciones propuestas son profundas porque afecta a la tasa, la generación del hecho y hasta los sujetos del tributo.

Entre idas y vueltas con el sector privado, el Ministerio de Hacienda finalmente logró un consenso en la unificación del Iracis e Iragro y aparece una nueva figura, la del Impuesto a la Renta de Empresas (IRE). En este tributo, la tasa continuará en 10% sobre las ganancias, pero el impuesto por la distribución de dividendos pasaría del 5% al 8%. Con esto se crearía el Impuesto a la Distribución de Dividendos (IDI), que gravaría con 8% a los dividendos distribuidos a residentes, y con el 15% a los que remesen sus dividendos al exterior.

Para el caso de las empresas gravadas por el Iracis se eleva la tasa efectiva de 14,5% del esquema actual a 17,2%, lo que significaría un incremento de alrededor de 2,7 puntos porcentuales entre un sistema y otro.

En IRP, los cambios generaron desacuerdos

En el caso del Impuesto a la Renta Personal (IRP) los cambios han generado desacuerdos en el sector privado porque, aseguran, desalentarían las inversiones. En la nueva denominación de Rentas de Servicios Personales (RSP), el tributo funciona casi en su totalidad como el actual, donde la base imponible resulta de la diferencia entre los ingresos y gastos con excepción de los dividendos o utilidades por acciones.

En cambio, en el nuevo esquema de Renta y Ganancias de Capital (RGC) no podrá deducirse el 100% de las inversiones que una persona realice, como por ejemplo la compra de terrenos o acciones.

La reforma impositiva también contempla cambios en el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), modificaciones donde no existe acuerdo alguno. Las modificaciones representan aumentos de las tasas máximas que llegan incluso al 80% y que afectan a productos de consumo masivo en los sectores medios y bajos.

El ISC se presenta como un impuesto al “pecado”, porque con este tipo de medidas el objetivo es desincentivar el consumo de productos tales como el alcohol, gaseosas y el tabaco. En contrapartida, la permeabilidad de las fronteras de nuestro país es un factor que juega en contra de esto, porque abre la posibilidad de que la gente reduzca el consumo de gaseosas vendidas en el mercado formal local, y opte por las bebidas ingresadas al país de contrabando.

Rechazo a reforma tributaria por la corrupción 

Además, el último caso de corrupción detectado en la Dirección Nacional de Aduanas (DNA), en el Departamento Técnico Aduanero de Vigilancia Especializada (Detave), donde funcionarios y agentes policiales encargados de velar las fronteras del país, daban luz verde a la introducción o salida de productos ingresados de contrabando, previo soborno, agravan el rechazo de la ciudadanía a la nueva reforma impositiva.

Poco oportuna 

Con una economía desacelerada como la experimentada en la actualidad, medidas impositivas como las planteadas parecen ser poco oportunas. A las mismas se suman la mala calidad del gasto, que termina por desincentivar aún más a los agentes económicos. En este sentido, aún no se perciben señales auspiciosas de una mejor utilización del dinero público, donde la escandalosa contratación de personal (nutricionistas) no acorde a las necesidades del Congreso Nacional, es solo una muestra. Aunque el pago de impuestos no es una práctica bien recibida por ningún ciudadano del mundo, la aceptación es llevadera siempre que los recursos se destinen al financiamiento de los servicios públicos de calidad. En Paraguay, los impuestos pagados terminan en gastos innecesarios y hasta en mantener esquemas de corrupción.

Más factores en contra: el tipo de cambio y el petróleo 

Otro componente que está marcando la balanza hacia el escenario menos alentador es el tipo de cambio, que inició el 2019 cotizando en el mercado minorista a un promedio de G. 6.012 por dólar, superior al promedio registrado en el mes de diciembre de 2018, cuando la cotización estuvo en torno a los G. 5.896. Llegar a los niveles de G. 6.000 por dólar se dio de manera relativamente acelerada, ya que en el segundo día del año la divisa norteamericana alcanzó ese nivel y se mantuvo desde ese momento.

Luego, en el mes de febrero, la cotización se mantuvo cercana a los G. 6.000 por unidad de dólar, pero con ciertos días rozando los G. 6.100. Así, el promedio del mes fue de G. 6.027, cifra que resultó 0,2% superior al promedio del mes anterior y 9,1% mayor al registrado en febrero del 2018.

Durante los meses de marzo y abril esta tendencia al alza de la moneda norteamericana se mantuvo, pero con mayor agresividad. En el mes de marzo, la cotización pasó la barrera de los G. 6.100 y el mes cerró con un promedio de G. 6.086 por dólar, lo cual es 1% superior al promedio de febrero y 10,9% mayor al de marzo de 2018. En abril, la apreciación del dólar fue superior, sobrepasando el nivel de los G. 6.200, derivando así en un promedio de cotización de G. 6.189, lo que es 12,9% superior al promedio del mismo mes del año anterior.

Caída agrícola y menor ingreso de divisas 

Esta coyuntura de apreciación del dólar se da en una época atípica. Por el hecho de que en los primeros meses del año se da la cosecha de los productos agrícolas, lo que posteriormente es exportado a cambio de divisas que luego quedan en el país. Pero, la caída en la producción se tradujo en una disminución de las exportaciones y, consecuentemente, menores niveles en la entrada del dólar al mercado local.

Otra de las razones de la mayor cotización del dólar norteamericano en el mercado local se da por el lado del Banco Central del Paraguay. La banca matriz ha dejado fluir la cotización del dólar con menores intervenciones en el mercado cambiario. La decisión está relacionada al comportamiento de la divisa en los demás países de la región, específicamente en Brasil y Argentina, donde ha ganado más fuerza como consecuencia de los desequilibrios internos de estas economías. Esto, entonces, de modo a acompañar la tendencia regional y no perder competitividad ante los vecinos.

La relativa estabilidad y previsibilidad de los precios le permite al BCP maniobrar con el tipo de cambio. Debido a que la canasta del IPC tiene componentes importados, el comportamiento del dólar afecta de manera directa a la inflación. En la medida que la variación de precios se encuentre en línea con la meta del BCP, las intervenciones en el mercado cambiario continuarían en bajos niveles.

En el periodo de enero a marzo, el BCP realizó ventas netas por un total de US$ 269,2 millones en el mercado financiero, la mayor intervención se dio en enero, por un total US$ 129,9 millones de modo a atenuar la suba del tipo de cambio.

Sólida posición externa 

Las reservas internacionales alcanzaban a mediados de abril los US$ 8.232 millones, con lo cual Paraguay mantiene una sólida posición externa. Con estas reservas la capacidad del BCP para reducir las volatilidades del tipo de cambio en caso de shocks externos aumenta.

La suba de los precios del petróleo tras el acuerdo de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) también es otro factor que se presenta como negativo en un escenario ya de menor ritmo de la economía nacional. Como consecuencia de ello, el reajuste al alza de los precios de los combustibles de uso masivo en los sectores de ingresos medio-bajo, como el diesel Tipo III, es inevitable. De hecho, algunos emblemas privados ya comenzaron a realizar los primeros ajustes y en las próximas, la petrolera estatal, Petropar, replicará la medida.

Por consiguiente, los aumentos impactarán en la inflación, ya que el producto combustible tiene un peso más que importante en la composición de la canasta básica familiar. El mismo se vincula al transporte público, pasaje y otras cadenas.

Un conjunto de factores negativos 

Finalmente, los primeros cuatro meses de este 2019 enfrentan un conjunto de factores negativos, es decir, una combinación de aspectos externos que escapan de la intervención estatal y otros.

Por su parte, el Gobierno aún no ha mostrado políticas o planes concretos, prácticos y efectivas en el corto plazo para contrarrestar las fuerzas que hacen crecer más lentamente a la economía. En este sentido, urgen decisiones prudentes y estratégicas por parte de las autoridades. Las medidas de reactivación que se han tomado hasta ahora han sido escasamente significativas y se están empujando decisiones que poco ayudan a la ya lenta marcha de la economía nacional.

El desafío en este contexto adverso llama a planes de reactivación económica que mitiguen de cierta manera el menor ritmo de la economía, por ende, los efectos en la población. La reducción de incertidumbre, especialmente en periodos con altibajos, es crucial para generar confianza en los diferentes agentes económicos.

* Urgen decisiones prudentes y estratégicas por parte de las autoridades en un momento de recesión como el que vivimos. El desafío en este contexto adverso llama a planes de reactivación económica que mitiguen de cierta manera el menor ritmo de la economía, por ende, los efectos en la población.

* La reducción de la incertidumbre, especialmente en periodos con altibajos, es crucial para generar confianza en los diferentes agentes económicos. La menor actividad económica del país se arrastra desde el año pasado, como resultado de varios otros factores.

* Los primeros cuatro meses del año ya marcan tendencia de una desaceleración a lo largo del 2019, que soporta otros factores puntuales, tales como suba del dólar, reforma tributaria en pleno proceso de presentación al Congreso Nacional y los últimos casos de corrupción que salpican a entes clave, como Aduanas.

Plan

El Gobierno aún no mostró un plan concreto y efectivo en corto plazo para contrarrestar las fuerzas que hacen crecer más lentamente a la economía.

Caída

El Indicador Mensual de Actividades Económicas del BCP muestra una caída sostenida, en torno al 2%, desde finales de 2018 y en los primeros meses del año.

Reforma

La reforma tributaria plantea modificaciones que son profundas, porque afecta a la tasa, la generación del hecho y hasta los sujetos del tributo.

Consenso

Entre idas y vueltas con el sector privado, Hacienda finalmente logró consenso en la unificación del Iracis e Iragro, y aparece una nueva figura: IRE.

Agro

La retracción en el sector agro representa alrededor de US$ 660 millones menos dentro del circuito económico, con incidencia inevitable en el PIB.

“Pecado”

El ISC se presenta como un tributo al “pecado”, porque con este tipo de medidas se busca desalentar el consumo de alcohol, gaseosa y tabaco.

 

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