Esa tesis, absolutamente falsa y hartamente rebatida, continúa en la opinión ciudadana, que por falta de información, por desinterés o porque forman parte de las nuevas generaciones posteriores a Itaipú, poco o nada conocen acerca de la historia y de nuestro régimen jurídico y financiero en las binacionales.
La respuesta al interrogante es que en Itaipú, el Paraguay puso mucho más que “solamente el agua”. Ahora bien, en el caso de ser cierta la premisa que no pusimos más que el agua, ¿Imaginan la construcción de una hidroeléctrica sin agua? Sencillamente imposible.
Pero hay que saber también que aportamos exactamente el 50% del capital inicial necesario para construir la represa y colaboramos con la financiación del proyecto postergando el cobro de nuestros beneficios por siete años. Y esto se afirma, porque está asentado en documentos, en las Notas Reversales Nº 3 y Nº 4.
El 26 de abril de 1973, el mismo día en que se suscribía el Tratado de Itaipú, también en Brasilia se suscribieron otros documentos, y entre ellos la Nota Reversal Nº 3, por la cual el Paraguay prestaba del Brasil y aportaba a la Entidad Binacional Itaipú, el 50% del capital inicial para construir la represa, naciendo con ello el crédito más caro de mercado para nuestro país, aprobado en tiempo récord (un día) y que en teoría se termina de pagar en el año 2023.
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El texto de la Nota Reversal dice así:
Brasilia, 26 de abril de 1973
N.R. 3.
Señor Ministro de Estado de Relaciones Exteriores De la República Federativa del Brasil
Embajador Mario Gibson Barboza
Brasilia
Tengo el honor de dirigirme a Vuestra Excelencia en ocasión de acusar recibo de su nota del día de la fecha, cuyo texto en español es el siguiente:
“Señor Ministro, tengo el honor de llevar al conocimiento de Vuestra Excelencia que el Gobierno Brasileño, a través de uno de sus organismos financieros, abrirá un crédito a favor de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) del Paraguay, por valor equivalente a cincuenta millones de dólares (US$ 50.000.000). Tal crédito está destinado a la integración del capital de la ITAIPU, previsto en el Artículo 6º del Anexo A al Tratado celebrado en esta fecha entre la República Federativa del Brasil y la República del Paraguay.
2. La tasa de interés del préstamo será de seis por ciento anual.
3. El período de amortización se extenderá por cincuenta años después de terminado el plazo mencionado en el parágrafo anterior.
4. El préstamo será pagado por la ANDE en cuotas anuales iguales, incluyendo amortización del principal e intereses, durante su plazo de amortización.
5. En caso de que el Gobierno del Paraguay concuerde con lo que antecede, esta Nota y la de Vuestra Excelencia, en respuesta a la presente, constituirán un acuerdo entre los dos Gobiernos.
Aprovecho la oportunidad para renovar a Vuestra Excelencia las seguridades de mi más alta consideración. Fdo.: Mario Gibson Barboza”.
En respuesta, me es grato transmitir a Vuestra Excelencia la conformidad del Gobierno de mi país con el texto de la nota precedentemente transcripta y por consiguiente, la misma y la presente nota constituyen un Acuerdo entre los dos Gobiernos.
Aprovecho la oportunidad para renovar a Vuestra Excelencia las seguridades de mi más alta consideración. Fdo.: Raúl Sapena Pastor. Ministro de Relaciones Exteriores. República del Paraguay.
Otro aporte paraguayo, aún más importante, fue mediante la Nota Reversal Nº 4, de fecha 28 de enero de 1986, en la cual llegamos al extremo de diferir nuestras compensaciones para el futuro (Royalties y Compensación por Cesión de Energía), específicamente hasta el año 1992. Con ello, la compensación de por sí mísera que recibíamos por la cesión de energía al Brasil, fue diferida en su pago. Es decir que, lo que el Paraguay debía de cobrar mensualmente desde 1986 hasta 1992 fue postergado por siete años; lo cual es sencilla y llanamente un préstamo de Paraguay al Brasil y a Itaipú. Desconocemos ese monto y si el reembolso o pago fue cumplido o no por el Brasil, dado que los documentos sencillamente se muestran esquivos.
Debido a la financiación inicial otorgada por el Brasil al Paraguay para la construcción de la presa, nuestros hermanos brasileños se creyeron, y se creen hasta hoy, con derechos superiores a nosotros, tal como se puede observar, por ejemplo en lo concerniente a las direcciones Financiera y Técnica (en manos brasileñas) y la compensación por energía cedida (dejando de lado el precio justo). No olvidemos que para ese entonces (año 1973) las principales direcciones, encargadas de administrar el crédito otorgado al Paraguay, se encontraban ya íntegramente en manos brasileñas.
También el Brasil, al prestarnos el dinero inicial recurrió a sus organismos financieros, desempeñándose como juez y parte en el mismo acto, circunstancia esta que permitió hábilmente la inclusión de los intereses usurarios y la posterior deuda espuria, actualmente rechazada por el pueblo paraguayo.
Paraguay hubiera buscado la financiación inicial en organismos crediticios internacionales y no precisamente con el socio con el cual iba a construir la represa.
Con esta acción y otras más, Brasil mantiene intacta la práctica geopolítica de dominio sobre el Paraguay, al utilizar hábilmente a Itaipú para enriquecerse, siendo que el país más pobre subsidia el crecimiento del país más rico, convertido hoy en potencia regional.
La presa se construyó para mejorar las condiciones económicas de los socios condóminos; sin embargo, el negocio de la deuda que imponen a la entidad binacional solo beneficia a empresas brasileñas. De más está decir que esa abultada deuda, generada en forma adrede, es el arma principal y punto neurálgico del Brasil para despojarnos de nuestros recursos.
Sería importante que conozcan el texto de las Notas Reversales Nº 3 y Nº 4; el olvidadizo exministro de Minas y Energía de Brasil, Edison Lobão, y el exdirector brasileño de Itaipú, Jorge Samek; quienes por desconocimiento, seguramente, repitieron que el Paraguay en Itaipú “apenas puso el agua y no contribuyó ni con un centavo?” Así también, el expresidente brasileño, José Sarney, quien en tono burlón mencionó que en Itaipú el Paraguay “nao entrou com um tostao”.
Ojalá que, con el conocimiento de estos antecedentes sea desterrada la falsa noción de que el Paraguay en Itaipú no aportó con dinero para la construcción.
(*) Exjefe de Obras Complementarias del proyecto Yacyretá. Exasesor de la jefatura técnica de la entidad binacional. Exasesor del Consejo de Administración de la EBY.
