¿Qué oculta el método de cálculo?

El método de cálculo de la tarifa de Itaipú debería ser simple y transparente, comprensible para el ciudadano de a pie, el mandante de los titulares de turno del Poder Ejecutivo, así como de los senadores, responsables en definitiva de que estos funcionarios estén aposentados hoy en los muy bien pagados cargos que hoy ocupan. 

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El 10 del presente mes, ABC Color publicaba que “... el pleno de los consejeros paraguayos y brasileños aprobó el viernes último el presupuesto de la entidad binacional de mantener la tarifa de potencia en 22,60 el KWmes”.

Con esa aprobación “...se confirma el mismo valor vigente desde el 2009, con el cual se elabora el presupuesto global para el 2018, estimado en US$ 3.291 millones, que permitirá a la Itaipú binacional cubrir las necesidades operativas y el pago de los royalties a ambos países”, añadía.

La entidad paraguayo-brasileña, según el numeral III del Tratado, establece el costo de servicio de electricidad de la usina, que está conformado por las siguientes partes: pago de utilidades a la ANDE y Eletrobrás; pago de las cargas financieras de los préstamos; amortización de los mismos, pago de royalties a las altas partes contratantes; pago de resarcimiento a la ANDE y Eletrobrás; gastos de explotación; saldo positivo o negativo de la cuenta de explotación del ejercicio anterior.

Las implicancias y especialmente los costos cambiantes de estas siete partes con la “inamovilidad” de la tarifa de Itaipú en US$ 22,60/ kWmes desde el 2009, inclusive para al observador menos avezado se le desata incontenibles suspicacias sobre la seriedad de estas “decisiones” de los colegiados más encumbrados de la pirámide administrativa de Itaipú: Consejo de Administración y Directorio Ejecutivo.

Las dudas e inclusive sospechas se agudizan cuando nos retrotraemos al manejo tarifario de Itaipú, específicamente el perpetrado en el lapso 1985/1990, lustro en el que sus colegiados de turno decidieron subsidiar a los clientes de la entidad, a Eletrobrás en forma abrumadora y a la ANDE, el socio menor, que con su complacencia o complicidad, cohonestó todo, inclusive la “deuda espuria” de Itaipú.

En una entrevista con el investigador, general (R) Juan Antonio Pozzo, intentamos al menos acercarnos a la “verdad tarifaria” de Itaipú, quien comenzó poniéndole números a las partes del costo calculado entre el 2009 y 2016. De mayor a menor: amortización y cargas financieras, US$ 2.066,3 millones. Gastos de explotación, US$ 600 millones. Royalties, US$ 404,28 millones. Resarcimientos, US$ 31,01 millones. Utilidades, US$ 47,98 millones y saldo de la cuenta el presupuesto anterior, US$ 141,4 millones.

Al ensamblarse estas partes o sumarlas, tenemos como resultado el presupuesto anual de gastos de la entidad: US$ 3.290,97 millones.

¿De qué operación se extrajo la tarifa de US$ 22,60 por cada unidad de potencia? inquirirmos, y la respuesta no se hizo esperar, de la división de los US$ 3.290,97 millones, que el Anexo C define como “gastos de explotación”, por 145.620.000 KW, que sería cantidad de potencia disponible anualmente en Itaipú para contratación.

Advierte empero que, según las memorias de la entidad binacional, en 2016 el gasto de explotación de la entidad subió a US$ 3.443 millones, o sea, US$ 152,03 millones más que en el lapso anterior.

La observación del general Pozzo no se detuvo en ese punto, dividió el nuevo monto que imputaba al gasto de explotación (US$ 3.443.000.000) por la potencia disponible para contratación (145.620.000 kW) y se percató de que el costo de la unidad de potencia ya no era US$ 22,60, sino US$ 23,645.

Al cotejar las partes del “costo del servicio” encontró que la relativa a la deuda había bajado a US$ 2042,4 millones; pero que los gastos de explotación habían trepado a US$ 750,3 millones (25,05% más que la cifra anterior (US$ 600 millones).

También se incrementaron los pagos por royalties (de US$ 404,28 millones a US$ 534,7 millones), así como los resarcimientos (de US$ 31,01 millones a US$ 41,1 millones); que ligeramente habían bajado los pagos por utilidades (de US$ 47.98 millones a US$ 46,7 millones), en tanto que el saldo se redujo de US$ 141,4 millones a US$ 2,8 millones.

El Ing. Dr. Carlos Cardozo Florentín, desde el 2002, señalaba que Itaipú se mueve con dos tarifas, una formal y otra real. La primera es la de potencia y la segunda es la de energía.

En este punto, el general Pozzo recurrió igualmente a la observación que hizo Cardozo en el 2002, que Itaipú tiene dos categorías de energía: la garantizada y la adicional.

En 2016, la energía que la entidad binacional puso a disposición de sus contratantes fue de 102.334.985 MWh (1 MWh = 1000 KWh), la desglosó del modo siguiente: energía garantizada, 75.30.368 MWh, la dividió por 3.443.000.000 y encontró que este resultado: US$ 45,70/ MWh que se corresponde con el costo del servicio de Itaipú.

La diferencia entre 102.334.985 MWh y 75.340.368 es la adicional, cuya tarifa es de 5,632/MWh. He aquí la otra gran incógnita, si con la energía garantizada se cubrió el costo del servicio de Itaipú, con la venta de la adicional, con la segunda tarifa reporta US$ 152.032.000 a qué categoría del tratado debe atribuirse: “utilidades para la Itaipú”, ironizó el general Pozzo.

rcasco@abc.com.py

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