Lastimosamente, en los últimos 30 años no hemos tenido la suerte de tener buenos administradores energéticos. Muchos buenos técnicos llegaron a su nivel de incompetencia cuando se les instaló como gerentes; otros, sencillamente son grandes teóricos, pero pusilánimes. La gran mayoría son políticos de medio pelo que ocupan espacios de alta complejidad y como una característica casi obligada de nuestros políticos es la deshonestidad, acaban entregando nuestros intereses por baratijas.
El administrador necio, según una parábola de Jesucristo, prefiere enterrar la moneda para preservarlo intacto en lugar de multiplicarlo por 10, por 100 o por más. A este capital perdido llamamos de costo de oportunidad. Otros le llaman lucro cesante.
El administrador necio no se anima a decirle al jefe que está equivocado por el miedo a perder sus prerrogativas de reyes, duques y cardenales. Por eso creemos que un jefe de gobierno debe conocer indefectiblemente algunas informaciones básicas.
La Itaipú Binacional es una “usina de agua embalsada” y se alimenta de varias fuentes: otros embalses construidos aguas arriba y todos los tributarios de la cuenca del río Grande y del Paraná medio. Es capaz de almacenar los caudales de todos los ríos afluentes y su régimen pluviométrico, llegando a elevados porcentajes de captación de agua y un gran potencial hidroeléctrico.
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Sin embargo, las “usinas a filo de agua” son aquellas que no disponen de reservorio de agua, tienen pequeños volúmenes o poco relevantes cuando son comparados con el caudal. Las centrales de regulación (Yguazú) tienen la posibilidad de almacenar volúmenes de agua de poco caudal, pero de aporte continuo. Regulando de modo conveniente a la producción se adaptan bien para cubrir horas de punta de consumo.
La Itaipú Binacional fue concebida para generar con 18 máquinas en forma continua y dos en reserva, según la Nota Reversal (NR) 20/78. La actual producción con 20 máquinas, aunque le convenga a la ANDE esa sobreproducción, es totalmente ilegal. Transgrede varias disposiciones del propio Tratado. Con esa producción hasta abusiva (hablando técnicamente) se obtienen los récords anuales y mensuales; pero como históricamente Paraguay solo extrajo el 7% del total producido en 35 años, tampoco es muy conveniente para nuestra economía. A menor uso de electricidad en nuestro desarrollo, mayor es la recaudación por “cesión de energía”. Una baratija comparando con el uso pleno. Todos sabemos que la palabra “cesión” está lejos del significado de “precio justo”, concepto perdido al transcribir el Acta del 66 al Tratado del 73.
La Itaipú cubrió el 84% de la demanda de energía en el momento en que el Sistema Interconectado Nacional (SIN) registró un nuevo récord de consumo de 3.161 MW, en el mes de noviembre/2018. Al finalizar el mes de octubre totalizó una producción acumulada de 2.591.370 GWh de generación eléctrica; pero seguimos importando escarbadientes y servilletas.
La “Cesión de energía”, calculada inicialmente como el equivalente a 300 dólares de los Estados Unidos de América por gigawatt-hora, cedido a la otra Alta Parte Contratante, sufrió varias modificaciones, a cuenta gotas, a lo largo del tiempo: en las NR Nº 3 y 4, ambas del 28 de enero de 1986, se establece que la cesión de energía, a partir del ejercicio 1992 serán multiplicados por el factor de 4,00 (cuatro enteros). A partir del ejercicio 2006, conforme a otras NR del 8 de diciembre de 2005, se estableció que el monto constante en el ítem III.8 del Anexo “C” del Tratado, relativo a la “Cesión de energía” pase a ser multiplicado por el factor 5,10 (cinco enteros con diez décimos).
A partir del 14 de mayo de 2011, conforme acuerdo por NR del 1 de septiembre de 2009, pero esta vez “ratificado por la Ley 3923 del 18 de noviembre de 2009 de la República Federativa del Brasil, promulgado por el Decreto N° 7.506 del 27 de junio de 2011”, el factor multiplicador de la compensación por “Cesión de energía” al Brasil a ser pagado a la República del Paraguay, pasó de 5,10, para 15,30 (quince enteros con treinta décimos). Fue la famosa triplicación del Acuerdo Lugo-Lula, que elevó de US$ 120 millones a US$ 360 millones anuales los ingresos por ceder nuestra energía limpia y barata a la séptima economía del mundo. Un país pobre de solemnidad, regalando energía a un país industrial.
Otra de las cuestiones que el jefe de Gobierno debe saber es que nuestra principal abastecedora de energía (84%), la Subestación Margen Derecha, SEMD, está en territorio “binacional”, en el cual toman decisiones los Directores Ejecutivos. En pocas palabras, si un disturbio, mantenimiento u operación de un elemento vital de la SEMD como un transformador, disyuntor, seccionadora, o lo más vital, medidor de potencia y energía sufren averías, la última palabra la da un director brasileño. Lo mismo ocurre con la Dirección Financiera.
A propósito, ¿Sabe el Sr. Presidente los orígenes de esos medidores, su historia y las versiones que corren sobre ellas? Los medidores para el cálculo de la “cesión”, miserable por cierto, están a 800 Km de Foz de Iguazú. Alguna vez se dijo que las pérdidas por efecto Joule (calor) la deben pagar los que retiran la energía a precio de costo (Brasil). Los costos por la transformación (de 50 a 60 Hertz), sumados a las grandes distancias a los centros de consumo hoy la bancamos nosotros. ¿Por qué no le vendemos nuestra energía como dice en el tratado, en la barras, en la frontera o SEMD paraguaya?
Una vez le propuse, en una de las tantas notas oficiales escritas al director Spalding, la certificación de los medidores paraguayos. Estos medidores deben estar en nuestra margen, en nuestra subestación y que la maneje la ANDE, la dueña de las dos binacionales. Si usted nota que eso será un problema geopolítico deje eso en la margen izquierda y coloque otros medidores paralelos de alta precisión en nuestra subestación, pero asegúrese que el técnico fiscalizador sea un suizo, independiente y no corruptible. No perderá nada, solo podrá ganar.
Como nuestros socios vienen usando nuestros excedentes hace 35 años, a precio de costo, lo justo sería que los gastos o pérdidas por transformación, conversión y uso propio en la usina sean asumidos por los más ricos. Eso sería equidad. Pero como en IB solo rige la igualdad, paguemos, por lo menos, mitad por mitad esas pérdidas.
Por último, en la web ya se encuentran críticas como: “... si realizamos una auditoría técnica, financiera y contable, y cuyas resultas pasen al ámbito penal, todos los directores paraguayos estarán en riesgo jurídico… cuando nos tornemos un país serio”. No olvidemos que el Tratado ITAIPÚ, en su Art. XXI, reza textualmente: “La responsabilidad civil y/o penal de los Consejeros, Directores, Directores Adjuntos y demás empleados paraguayos o brasileños de la ITAIPÚ, por actos lesivos para los intereses de ésta, será investigada y juzgada de conformidad con lo dispuesto en las leyes nacionales respectivas. Parágrafo único - Para los empleados de tercera nacionalidad se procederá de conformidad con la legislación nacional paraguaya o brasileña, según tengan la sede de sus funciones en el Paraguay o en el Brasil.
Pero, más que esto Sr. Presidente, no se olvide, y lo digo con todo respeto, según la epístola de San Pablo a los romanos: “Toda autoridad es puesta por Dios y las que están, por Él han sido instituidas…”. Según la Biblia y nuestra propia Constitución, usted rendirá cuentas por el Paraguay.
(*) Exsuperintendente de Energías Renovables. Empleado activo.
