Valor autóctono

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Diseñadora de moda y asesora de imagen por el Instituto Crearte de Santiago de Chile, es propietaria de TOBA, un proyecto social que fusiona la moda con la cultura y artesanía paraguayas.

La nutrida artesanía paraguaya siempre ha despertado la admiración de propios y extraños, y logrado –con el tiempo– no quedar en el olvido de la historia. El ñandutí, encaje ju y ao po’i, así como la filigrana y marroquinería, son apenas algunas de las artesanías paraguayas apreciadas alrededor del mundo, ya que a estas se suman todas aquellas piezas trabajadas a mano por el pueblo nativo.

Cestería, faja y cerámica, así como accesorios hechos a base de frutos secos de la tierra, forman parte del arte nativo paraguayo, han pasado de generación en generación y mantienen su peculiar encanto.

Fascinada desde joven por el trabajo artesanal de las diversas etnias asentadas en suelo guaraní, Ana Belén Noguera (27) forjó camino hacia elte y logró, poco a poco, afianzar lazos para lanzar TOBA, una marca que no solo pretende ser parte del rostro de la moda nacional, sino también un puente hacia la cultura indígena a través de la responsabilidad social. 

Diseñadora de modas y asesora de imagen por el Instituto Crearte en Santiago de Chile, Belén empezó a interesarse por la moda desde joven. Según recuerda, sus primeros bocetos los trazó sin conocimiento alguno, pero finalmente –y luego de probar otras carreras– decidió inclinar su futuro hacia el diseño.

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Ella nos cuenta cómo nació TOBA y su interés por los pueblos nativos, así como sus proyectos para expandir el trabajo artesanal autóctono.

¿Cómo nace en vos el interés por la moda? El arte siempre estuvo presente en mi familia, por lo que me gustó mucho hacer manualidades; así fue que empecé desde joven a diseñar vestidos. Siempre empíricamente, pues en aquel tiempo no contaba con muchos conocimientos sobre el tema. Mi interés por mejorar mis diseños me llevó a decidirme por la moda. Me mudé con mi familia a Santiago de Chile, donde pasé dos años perfeccionándome en el Instituto Crearte, para retornar al Paraguay hace poco tiempo con dos títulos fundamentales para mi profesión: diseñadora de moda y asesora de imagen.

¿En qué momento surge TOBA? Se puede decir que fue por casualidad, ya que en la Expo de Mariano Roque Alonso me llamó la atención el trabajo expuesto por los nativos. Así que ideé una manera de trabajar con ellos, con base en una moda de tendencia mundial como son hoy las carteras desarrolladas en una técnica denominada encestería. Tras investigar sobre el tema, evalué cómo hacer algo similar con materia prima paraguaya y la intención de apoyar el trabajo de los nativos. En el 2018 lanzamos una línea de carteras que, además de estar hechas en nuestro país, están fabricadas 100 % a mano con las tramas ancestrales que emplean las artesanas del pueblo qom y llevan, además, una delicada joya de filigrana en el logo fabricado por artesanos de Luque y accesorios a mano facturado en nuestro taller.

¿La marca es, entonces, un proyecto social? TOBA es una marca de ropa y accesorios llenos de historia, colores y texturas; una fusión étnica con la que buscamos un equilibrio entre la moda, la responsabilidad social y el cuidado del medioambiente. Es un proyecto con el que busco ayudar a desarrollar comunidades nativas a través de la moda.

Conociendo la cultura cerrada de nuestras etnias nativas, ¿fue difícil ese contacto con ellas? Existen etnias muy herméticas y al principio fue muy difícil trabajar con ellas, pues te hablan en su lengua o, directamente, no te hablan. No obstante, poco a poco, se fue dando el entendimiento y pude visitar su comunidad. Una vez que logré ese contacto y explicarles el trabajo que deseaba, empezamos a hacer pruebas durante dos meses en carandilla, totora y karanda’y, ya que el objetivo de la marca no es solo hacer que una pieza luzca, sino también que sea resistente.

¿Cuál es, finalmente, la hoja utilizada? Todas las carteras están hechas con la hoja de carandilla, una especie de palma que crece en suelos limosos. Es un poco más difícil de conseguir y, para su recolección, los nativos se adentran unos 150 km en el monte chaqueño. Tras muchas pruebas (risas), TOBA lanzó la primera línea de carteras en setiembre pasado.

¿Es un proceso complicado la elaboración? Más que complicado, es un proceso largo, pues además de la recolección de la carandilla, estas hojas pasan por un proceso de secado al sol para su posterior uso. A esto se suma la distancia que existe entre la comunidad y el lugar del cual se extraen las hojas. Esta es la principal razón de por qué en TOBA no podemos trabajar con pedidos de mucho volumen o carácter urgente, pues todas nuestras carteras pasan por un proceso de varias semanas para su fabricación. Además, los nativos trabajan a su ritmo; en muchos casos, no me terminan la cantidad que les pido o me hacen más de la cuenta. Es una variable constante trabajar con ellos.

¿La marca es exclusiva de carteras? Por el momento, TOBA únicamente vende carteras, pero en poco tiempo también contará con una línea exclusiva de vestidos. Los diseños son también autóctonos: bordados en ao po’i por las artesanas de Yataity y otros con detalles en faja hechos a mano por los maka. Del mismo modo, también, se encuentra por lanzar una colección de joyas en filigrana y trabajando en una línea exclusiva de calzados, siempre utilizando la mano de obra nativa. La marca se destaca por su valor agregado, como el logo de marca trabajado en filigrana que se puede apreciar en todas las carteras. Los vestidos ya están terminados; es cuestión de producir fotos y difundir. El tiempo estimado sería un mes, aproximadamente. La intención es hacer estos lanzamientos por etapas; es decir, ahora, los vestidos; luego, en un tiempo, lanzar los calzados y, posteriormente, las joyas.

¿Existe la intención de exportar? Desde que se inició el proyecto, la finalidad siempre fue exportar, pero como recibí tanta aceptación a nivel local, finalmente, empecé con la venta en el país. De igual modo, siempre estoy enviando por unidad a diversas partes del mundo, y todo lo que va afuera se envía con una tarjeta especial en la que se explica en inglés la historia de esa cartera, el proceso de elaboración y sus creadores. Fabricar para el envío por cantidad es la parte complicada de la exportación, ya que el trabajo con los pueblos nativos no es sencillo.

El pago justo es parte esencial y uno de los pilares fundamentales de este proyecto social que, por sobre todo, busca apoyar el progreso de las comunidades nativas más vulnerables.

Población nativa en el Paraguay

Compuesta por 19 pueblos indígenas, pertenecientes a cinco familias lingüísticas, en el Paraguay existen alrededor de 113.000 nativos (censo del 2012) y habitan más de dos millones de personas descendientes de alguna de las etnias originarias. 

No obstante, según se destaca, este número ha ido cayendo conforme pasan los años e, incluso, llegó a disminuir en un 60 % debido a la carencia de atención médica, desalojo frecuentes y forzosos de sus tierras, y el trabajo doméstico infantil.

Texto nadia.cano@abc.com.py

Fotos Arcenio Acuña, gentileza