Extremo y vulnerable

A lo largo del año, inundaciones, tormentas y vientos de más de 120 km/h afectaron al Paraguay, que ocupa el puesto 8 entre los más vulnerables de América Latina y el Caribe. Según expertos, los eventos extremos son atribuibles al cambio climático.

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El comportamiento climático este año no puede catalogarse como “normal”, según lo admite el jefe de Climatología de la Dirección Nacional de Meterología, Roberto Salinas. El mismo se basó en varios eventos atípicos, como temporadas prolongadas sin lluvias y meses con fuertes precipitaciones.

Durante los 31 días del mes de abril y los primeros días de marzo, por ejemplo, la cantidad de agua caída en toda la región oriental de nuestro país fue prácticamente nula. Para Salinas, esta fue una de las principales variabilidades climáticas detectadas durante este año, debido a que abril es siempre caracterizado por ser una época muy lluviosa.

Esta misma condición -comentó- se replicó en toda la región, pues en el norte argentino lo calificaban como el periodo más largo sin precipitaciones, de los últimos 50 años.

No obstante, el jefe de Climatología aclaró que no se registraron sequías muy severas para el cultivo en nuestro país, debido a que se hubo también semanas muy lluviosas, principalmente en setiembre y octubre.

“Durante el año no encontramos periodos suficientemente largos para que nosotros podamos catalogarlos como una sequía meteorológica; el mes de abril, donde se tuvo una escasez de lluvias, vino a continuación de meses en los que llovió bastante, entonces como se compensa”, argumentó.

Asimismo, se registraron varias tormentas que estuvieron acompañadas de ráfagas de viento superiores a los 120 km/hora. “A partir de los 60km/h ya causan muchos daños en infraestructuras”, explicó Salinas.

Fueron muchos los temporales que arrasaron con casas, escuelas, columnas y hasta torres de radio. Por ejemplo, en San Patricio, Misiones, una fuerte tormenta registrada el último día de octubre destechó más de 70 viviendas y ocho de ellas quedaron totalmente destruidas.

Asimismo, en mayo un fuerte temporal dejó numerosos árboles caídos, casas dañadas y hasta heridos en la ciudad de Ypacaraí. Estos son solo dos de los tantos eventos más fuertes ocurridos a lo largo de este año.

En este sentido, 16.800 familias afectadas por tormentas severas en toda la república fueron asistidas por la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN). En total, dicha institución utilizó G. 5.102.757.730 para ayudar a todos los afectados, brindando víveres y otros elementos, como colchones, frazadas y chapas.

De acuerdo al jefe Pronósticos de la Dirección Nacional de Meteorología, Carlos Santacruz, los vientos más fuertes del año se registraron en Villarrica y Asunción, cuando se llegó a los 122 km/h, el 21 de julio. Ese mismo valor se repitió el 27 del mismo mes en la primera ciudad mencionada.

Mientras que las lluvias con mayor volumen se registraron el 20 de enero, cuando cayeron 140 mm en Pilar y el pasado 3 de febrero, con 121 mm en Asunción.

Este 2018, lo iniciamos con el nivel del río Paraguay en estados normales, por debajo del crítico pero dicha condición fue cambiando ya en las primeras semanas. En Asunción, por ejemplo, para mediados de enero se llegó a la altura crítica. A finales de ese mes, se registraron más de 4.600 familias afectadas por inundaciones, cuando el nivel del río rondaba los 5,75 metros.

Los picos más altos registrados a principios de este año fueron de 5.85 metros el 31 de enero en Asunción; 5,76 el 6 de febrero en Alberdi y 7,66 el 5 del mismo mes, en Pilar. Esa situación se mantuvo hasta marzo, cuando el agua fue descendiendo.

No obstante, en setiembre y octubre las precipitaciones nuevamente dispararon los niveles; esos fueron los meses más lluviosos del 2018. Los picos más altos de este fin de año en el cauce hídrico fueron de 6 m. en la quincena de noviembre en Asunción; 7,98 m. en Alberdi, el 30 de noviembre y de 7,66 m. en Pilar, el 1 de diciembre pasado.

En la capital del país, este penúltimo mes del año se superó la atura crítica y a partir de ahí se mantuvo estacionado. Actualmente, ya son 6.460 familias afectadas por las crecidas del río en esta localidad, de acuerdo a los datos de la Municipalidad de Asunción, que habilitó 109 refugios para albergarlas. En uno de ellos, ubicado en Zeballos Cue, un árbol cayó sobre una precaria casa y mató a una adulta mayor el pasado 12 de diciembre.

Por otra parte, la crecida del río Tebicuary en Villa Florida, Misiones, también tiene en vilo a numerosos damnificados. Alrededor de 80 familias que se dedican a la olería tuvieron que ser evacuadas y asistidas por la Municipalidad y la SEN ante las inundaciones de sus viviendas.

Además, a principios de noviembre un fuerte temporal ocasionó el desborde de dos arroyos en la zona de Misiones, donde se llegó a los 1.775 damnificados.

“Todas estas últimas crecidas se han debido a las importantes lluvias registradas a partir de setiembre y octubre en la cuenca media (Desde Concepción hasta Asunción). Es un comportamiento inusual porque a finales del año el río debería bajar”, manifestó el hidrólogo Max Pasten.

Según explicó el especialista, el río generalmente tiene una onda de crecida normal que va subiendo en junio y julio, a partir de esas fechas desciende hasta llegar a los niveles mínimos en diciembre. Es decir, las alturas más grandes son en invierno y las menores en el verano, ese es el comportamiento habitual del cauce hídrico.

La mayoría podría asegurar que este año tuvimos uno de los inviernos más fríos en la última década, sin embargo las temperaturas mínimas registradas fueron mayores a las del año pasado, cuando, a pesar de tener un invierno cálido, un par de heladas ocasionaron cuantiosas pérdidas en los cultivos.

Lo que hizo diferente a este año fue que tuvimos muchos días continuos con temperaturas inferiores a los 10 C°, lo cual generaba esa sensación un invierno realmente frío, explicó Salinas. Agosto fue el mes en el cual con mayor frecuencia se registraron fechas con temperaturas inferiores a dicha cifra.

La temperatura más baja que se registró durante el año fue de -1.5 C° en Pedro P. Peña el 10 de Julio y en General Bruguez el 10 de agosto. En cuanto a las heladas meteorológicas, se registraron en el bajo Chaco principalmente un par de episodios.

Al respecto, el MAG considera que se registraron pocas heladas agrometeorológicas, solo una en junio y un par en julio, afectando al trigo en una etapa no critica del cultivo y las pasturas. “Sin embargo, no fueron muy extremas y los daños no fueron muy relevantes”, evalúa en un informe remitido para ABC Color por la Unidad de Gestión de Riesgos.

No obstante, de acuerdo a los archivos de ABC Color, muchos pequeños y grandes productores resultaron afectados por las temperaturas bajas a lo largo del año. Por ejemplo, unas 70.000 hectáreas de plantaciones de trigo fueron dañadas por el intenso frío registrado en setiembre, en Alto Paraná.

Por otra parte, la SEN asistió a un promedio de 150 personas en situación de calle por día, cuando las temperaturas están por debajo de 10°C o sensación térmica similar, en toda el área metropolitana, Ciudad del este y Concepción. El monto invertido para el mes de octubre asciende a G. 40.524.220.

En contrapartida, la máxima registrada fue de 42 grados en la ciudad de Mariscal Estigarribia, el 18 de octubre. En Asunción, la temperatura más alta del año hasta la fecha fue de 37,6 el 19 de noviembre.

“Quisiera hablar de un año normal pero realmente no es (…) Lo que se observó fue como un comportamiento bipolar entre los meses de abril y mayo, con escasez de precipitaciones, junio intermedio, julio y agosto frío, setiembre y octubre lluvioso. Fueron extremos en diferentes periodos, pero cuando analice la media probablemente encuentre como un año relativamente normal”, resumió Salinas.

“En términos generales, podríamos hablar de que los eventos extremos han aumentado; periodos extensos de escasez de precipitaciones, periodos cortos de mucha precipitación. Esas son dos de los evidencias objetivas que se tienen en la región y a nosotros nos consta”, manifestó el jefe de Climatología sobre los efectos del cambio climático en nuestro país.

Destacó además que otra de las evidencias es el hecho de que el año pasado hayamos tenido un “invierno cálido” pero con dos fechas de temperaturas mínimas extremas , también son una señal de que existen variabilidades climáticas recurrentes y que, sumadas, demuestran la existencia de los efectos del cambio climático.

Una de las afirmaciones categóricas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es respecto al aumento de tormentas eléctricas cada vez más intensas. “Y a nosotros nos consta. Las tormentas eléctricas en nuestra región están ocurriendo, en algunos casos con menor frecuencia pero con mayor intensidad”, destacó Salinas.

El IPCC emitió un informe especial recientemente, en el cual concluyó que la tierra está 1°C más caliente en comparación a la era preindustrial. “Eso es muchísimo porque estamos yendo en un camino completamente diferente al que se trazó con el Acuerdo de París”, destacó por su parte Ethel Estigarribia, titular de la Dirección Nacional de Cambio Climático

Para el 2030, si seguimos con esta misma tendencia a nivel mundial, la temperatura va a sobrepasar el umbral de los 2 C°. ¿Eso que implica? Eventos climáticos cada vez más extremos y grandes pérdidas económicas, peor para un país como el nuestro, cuya economía es principalmente agroganadera y por ende dependiente del clima.

De acuerdo a los últimos datos, Paraguay solamente aporta el 0,1% de gases de efecto invernadero a nivel mundial. No obstante, el país que está ubicado en el octavo puesto de naciones más vulnerables al cambio climático de América Latina y el Caribe.

Estigarribia destacó que, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en los últimos dos años el Paraguay tuvo pérdidas de U$S 200 millones en infraestructura, a causa de eventos climáticos.

Cabe destacar que el último censo ganadero realizado en nuestro país data de hace exactamente 10 años y por ende es difícil cuantificar las pérdidas económicas en dicho sector que pueden ser atribuidas al clima.

Pero a modo de referencia, ese año se registraron pérdidas de U$S 1.300 millones por eventos severos, como sequías e inundaciones. El Ministerio de Agricultura tiene previsto hacer un censo actualizado recién para el año que viene.

Teniendo en cuenta datos como esos, Estigarribia mencionó que es necesario que el Cambio Climático esté posicionado en nuestra agenda política, ya que el clima afecta nuestro sistema de producción y por ende debemos estar preparados para afrontarlo.

Solo seis municipios del Chaco cuentan con planes de adaptación al cambio climático en nuestro país: Boquerón, Alto Paraguay, Loma Plata, Irala Fernández, Mariscal Estigarribia y Filadelfia. Ninguna localidad de la región Occidental hasta la fecha se ha sumado a las iniciativas para luchar contra los efectos climáticos y eso depende exclusivamente de las distintas gobernaciones y comunas.

No obstante, Estigarribia destacó que se obtuvieron los fondos para la creación e implementación de 10 nuevos planes de adaptación. Las localidades que serán beneficiadas aún no fueron definidas pero pertenecerán a la región Occidental.  

Tenemos cuatro normativas legales referentes al cambio climático con acciones previstas para disminuir los gases de efecto invernadero y adaptar la economía para hacer frente a los efectos negativos. Sin embargo, depende de los titulares de las distintas instituciones públicas allanarse a estas recomendaciones y normativas a fin de evitar que nuestro sistemas de producción se vean afectados con cada evento climático.

“El proceso de implementación requiere de liderazgo por parte de los tomadores de decisiones, sobre todo en el sector forestal, porque sabemos que ese sector debe ser promovido para garantizar la estabilidad, la salud de ecosistemas”, mencionó.

Además, señaló que aún falta trabajar mucho en el sector transporte, ya que si bien existen muchas iniciativas a nivel nacional en esta materia, es uno de los sectores que están aumentando su emisión de gases de efecto invernadero debido al crecimiento poblacional.

Si bien nuestro país ha tenido muchos avances en cuestiones de generación de información, aún es necesario el mayor involucramiento de la academia para producir investigaciones que sean aplicables y nos acerquen a cumplir todos los puntos establecidos en el acuerdo de París. 

Asimismo, indicó que si bien estamos mejor posicionados a nivel internacional, lo cual se traduce en aprobación de iniciativas y adquisición de recursos. “Pero no es el Ministerio del Ambiente el único responsable, por eso necesitamos de ese impulso y liderazgo político en todos los sectores”, concluyó la titular de la Dirección de Cambio Climático. 

Otro de los temas que marcaron este año, y los anteriores, fue el dela contaminación hídrica. El arroyo Mburicaó acaparó los medios de prensa debido al alto nivel de contaminación en el que se encuentra y al gran nivel desechos que arroja al desembocar en el Río Paraguay, en plena Costanera de Asunción.

Décadas de inacción por parte del Estado han condenado a este cauce hídrico que pese a las constantes denuncias, hoy muere lentamente ante la atenta mirada de pobladores e industrias contaminantes. Sus 16,5 kilómetros están repletos de desechos domiciliarios e industriales.

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