Contrabando: el enemigo principal de la industria nacional

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Sectores industriales y empresariales exigen desde hace años eliminar o, al menos, reducir al mínimo el ingreso de productos de contrabando. Desde Argentina, por Clorinda, y desde Brasil, por Foz de Iguazú, ingresan cada día cientos de toneladas de mercaderías de manera ilegal, lo que asfixia a los industriales nacionales.

Desde las instituciones gubernamentales aseguran que “se hace todo lo posible” por evitar la entrada a nuestro país de estos productos, pero en realidad la vía pública y los paseos centrales están repletos de puestos de ventas y mercaderías clandestinos.

Cada día la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) reporta el decomiso de volúmenes importantes de productos que ingresan de contrabando por las fronteras, ya sea por Argentina o Brasil, lo que evidencia que el ilícito “goza de buena salud”. Las principales mercaderías que se incautan son de consumo masivo, como aceite, harina, azúcar, frutas y hortalizas, además de productos de limpieza. La Aduana no cuenta con una gran infraestructura para hacer frente al mal, y los productos que caen son aquellos que son apenas descubiertos en operativos de rutina o en los propios puestos de control que tienen la Aduana en la zona de frontera.

Para los industriales, el contrabando representa el principal enemigo a la hora de lograr el desarrollo industrial y generar empleos dignos. El primer punto que reclaman los empresarios paraguayos es la competencia desleal que se tiene en cuanto a precios. Esa diferencia hace que sea muy atractivo ir a la frontera a comprar en cantidad e ingresarlo al país ilegalmente.

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Los puntos por donde más ingresa contrabando son: Itá Enramada, Puerto Falcón, Nanawa (Ex Puerto Elsa), Puerto Pabla y Encarnación, que tienen frontera con Clorinda y Posadas, Argentina. Por el lado brasileño, el principal punto de ingreso, generalmente, son Foz de Yguazú y las Tres Fronteras.

El objetivo de la formalización

En noviembre de 2013 el actual Gobierno encaró un proyecto para eliminar el contrabando y formalizar el trabajo de los cientos o miles de personas que trabajan en la frontera y que dependen del traslado de mercaderías de un país a otro. El plan denominado “Operativo Hendy” incluyó la cooperación de varias instituciones públicas, como la Aduana, el MIC, las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Fiscalía.

En ese entonces habilitaron un sistema en cada puerto aduanero, con la participación de técnicos de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) para la inscripción de los “pequeños importadores”, a fin de que cuenten con un RUC y, posteriormente, personería jurídica. En diciembre de 2014 salieron los decretos 2430 y 2431 para regular el ingreso de mercadería en la frontera, mediante el régimen conocido como despacho o de importación menor.

Algunas de las exigencias establecidas con estos decretos, para ser importador de frontera o despachante menor, son: para importador de frontera (150 dólares por día en un radio de 20 km) contar con RUC actualizado y personería jurídica; mientras que para ser despachante menor (2.500 dólares por vez hasta 10.000 dólares mensuales), además del RUC y la personería, también se deben tener registro sanitario de la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria (Dinavisa) y una habilitación del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN).

Cuando se habilitó en 2013 el nuevo sistema, unos 800 “paseros” se anotaron para acceder al RUC. Sin embargo, apenas 178 “importadores pequeños” completaron el proceso para obtener los beneficios del régimen de importación menor.

El MIC y la Aduana estiman que con ello se dio un “periodo prudencial” para que los trabajadores fronterizos puedan inscribirse, sacar sus registros y formalizarse, pero muy pocos continuaron el proceso.

Actualmente, cientos de trabajadores en las fronteras siguen reclamando que se detenga el estricto control y aumentar los cupos establecidos. Mientras tanto, para los industriales y empresarios, el Gobierno debe establecer las mismas reglas para todos y apostar por fortalecer a los industriales paraguayos.