Noche de terrorismo de Estado y total impunidad

El autoritarismo del gobierno de Horacio Cartes tuvo su punto más álgido cuando, al buscar la reelección, hizo “uso y abuso” del terrorismo de Estado en la noche del 31 de marzo y madrugada del 1 de abril.

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La jornada culminó con el atraco policial a la sede del PLRA –nunca visto, ni en dictadura– y el asesinato de Rodrigo Quintana.

Tras recuperar la incendiada sede del Congreso –abandonada por orden superior, dando lugar a su invasión y quema–, agentes de la Policía salieron a “cazar” manifestantes, registrándose todo tipo de abusos en la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017.

Privación ilegítima de la libertad, secuestro, coacción, tortura, lesión grave, persecución de inocentes y robo fueron los hechos denunciados por los manifestantes, pero todos los casos quedaron en la absoluta impunidad.

Sin embargo, el suceso más luctuoso se registró poco después de la medianoche, cuando pelotones de la Policía Nacional ingresaron sin orden judicial a la sede del PLRA, donde se refugiaban manifestantes y legisladores. Ni en la dictadura se dio un caso así, en que “fuerzas del orden” irrumpan en la sede del principal partido opositor del Paraguay.

La Policía dijo que perseguía a “vándalos”, pero cámaras de circuito cerrado revelaron un operativo coordinado en busca del entonces presidenciable Efraín Alegre.

Lo cierto es que el policía Gustavo Florentín ingresó con una escopeta cargada con balines de plomo y asesinó al dirigente Rodrigo Quintana, joven militante del distrito de La Colmena, departamento de Paraguarí.

A la fecha, aún se desconoce de dónde y de quién vino la orden de ingresar a la sede partidaria. Recientemente, la Fiscalía blanqueó al comisario Tomas Paredes Palma, quien estuvo a cargo de la operación. La oposición apunta al tabacalero José Ortiz y al asesor presidencial Luis Canillas.

Tras una sesión mau, en que senadores aprobaron la reelección presidencial por enmienda, la Policía acordonó el Congreso. Manifestantes encabezados por dirigentes del PLRA fueron reprimidos en horas de la tarde y al diputado Édgar Acosta se le desfiguró el rostro con un disparo policial de balines de goma.

En la madrugada del 1 de abril, agentes de la Policía ingresaron a la sede del PLRA y asesinaron al dirigente juvenil Rodrígo Quintana. La Fiscalía evitó investigar a los altos mandos y a los asesores políticos que dieron la orden. A lo largo de la noche se cometieron más abusos contra cientos de detenidos.

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