Los grandes momentos de Game of Thrones

Una temporada más de Game of Thrones llegó a su final anoche, una temporada más breve que las que vinieron antes, pero que dejó algunas de las más impresionantes escenas de combate masivo y espectáculo auténticamente cinematográfico que jamás se vieron en la pantalla chica.

Ejércitos en batalla, hordas de no-muertos y, por primera vez y para alegría de los fans que los han visto crecer desde la primera temporada, el debut en combate a gran escala de los dragones de Daenerys Targaryen.

Hagamos pues un breve recuento de los momentos dignos de El Señor de los Anillos que Game of Thrones nos dejó en la temporada que se fue.

Obviamente, esta publicación incluirá spoilers de Game of Thrones en general y de la temporada siete en particular.

La primera gran batalla de la temporada llegó en el episodio 4, cuando las fuerzas Lannister, bajo el mando de Jaime Lannister, se disponían a volver a la capital, Desembarco del Rey, con una gran caravana con las riquezas capturadas tras la conquista de Altojardín y la destrucción de la casa Tyrell, aliados de Daenerys Targaryen. La Madre de Dragones, sin embargo, se cansó de perder tratando de jugar con inteligencia, así que decidió presentarles a sus enemigos a uno de sus hijos.

Al oír a la caballería Dothraki de Daenerys, los Lannister se apresuran a ponerse en formación y recibir a los atacantes, pero detrás de los jinetes aparece Drogon, el más grande de los dragones, montado por la mismísima Daenerys. Los soldados Lannister no tienen la más mínima oportunidad, así que ven horrorizados como una criatura que creían de mitología desata una muy real lluvia de fuego sobre ellos, incinerándolos y abriendo paso a la caballería para que termine el trabajo. No es una victoria impecable –Bronn, mercenario al servicio de Jaime, logra herir y casi derribar al dragón con una ballesta gigante– pero sí una contundente.

Jon Snow, el rey en el Norte, decide que la mejor oportunidad de probar la existencia de los Caminantes Blancos a las dos reinas en guerra es viajar al norte del Muro y capturar “vivo” a uno de los Caminantes y mostrárselo a Daenerys y Cersei Lannister. Así que decide ir en una expedición con un grupo que incluye también al salvaje pelirrojo Tormund, el recién curado Jorah Mormont, Sandor “el Perro” Clegane, el bastardo Gendry, el líder rebelde Beric Dondarrion y el sacerdote Thoros de Myr.

Tras descubrir que matar a un Caminante mata instantáneamente a todos los zombis que convirtió –algo que sin duda tendrá implicaciones importantes en la próxima temporada– el grupo logra capturar a un zombi, pero literalmente todo el ejército de los muertos les pisa los talones, así que encargan a Gendry volver al muro y pedir auxilio a Daenerys, y corren hasta una pequeña isla en medio de un lago congelado, donde la fragilidad del hielo impide a los cientos de miles de muertos vivos alcanzarlos... al menos hasta que una imprudencia del Perro hace que los zombis se animen a atacar.

Cuando la situación parece no tener escapatoria, Daenerys llega con sus tres “hijos” y salva el día, pero a un precio muy alto: el Rey de la Noche mata a Viserion, uno de los dragones, y luego lo revive como uno de sus esclavos no-muertos.

El impactante momento final de la temporada. Tormund y Beric Dondarrion están en la cima del muro en Eastwatch, mirando el horizonte, cuando el ejército de los muertos comienza a aparecer de entre los árboles y se emplaza frente al muro, cientos de miles de seres de pesadilla incluyendo algunos gigantes. Entonces, un flash de luz azul.

Viserion, el dragón caído, vuela con el Rey de la Noche encima, y comienza a escupir fuego azul contra el Muro, eventualmente haciendo caer la estructura y dejando un camino libre para que la legión de los muertos pueda marchar sin obstáculos hacia las tierras de los vivos. El invierno finalmente llegó del todo.