Salas de cine apuestan por la alta tecnología

Las salas de cine apuestan por la tecnología, con imágenes en los laterales, pantallas gigantes o asientos en movimiento, para dejar huella en el espectador y hacer frente a la creciente competencia de las plataformas digitales.

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PARÍS (AFP).  En el cine Pathé Beaugrenelle de París, la proyección de "El hombre hormiga y la avispa" (Ant-Man and the Wasp) está acompañada de gritos, risas o aplausos debido al equipamiento ScreenX y 4DX.

Por momentos, los espectadores –muchos adolescentes– ven al mismo tiempo imágenes en la parte delantera y en los laterales mientras los asientos se mueven y vibran para acompañar la acción de la película.

Además gotas de agua o ráfagas de aire caliente caen sobre ellos. “¡Era mágico!”, comenta a la salida Gustavo Mattos, un brasileño de 14 años. “Te sientes más parte de la película, las sensaciones, todo son ventajas”, declara Benjamin Betito, de 16 años.

Es la segunda sala en el mundo (después de una en Seúl) equipada con esta tecnología del grupo surcoreano CJ 4DPLEX. La entrada cuesta un promedio de ocho euros más (9, 4 dólares) y tres más si sólo tiene ScreenX.

La 4DX asocia movimientos de asientos y efectos sensoriales como viento, lluvia y niebla. El ScreenX es un formato que ofrece películas con un ángulo de visión de 270 grados. Esta tecnología, creada en 2012, está presente en más de 145 salas en el mundo, de ellas 86 en Corea del Sur y 44 en China. Otra tecnología, la experiencia de ’cine inmersivo’ (ICE, Immersive Cinema Experience), alía confort y tecnología a un precio que varía entre 8 y 15 euros (9,4 y 17,5 dólares). Suele incluir sillones reclinables, proyección láser de alta gama, sonido Dolby Atmos y paneles luminosos a los lados para que el espectador disfrute de un ambiente envolvente con tecnología LightVibes, inventada por Philips y adaptada a los cines.

“Si no evolucionas tecnológicamente, los adolescentes tienen tendencia a quedarse con la tableta”, explica Jocelyn Bouyssy, director general del grupo CGR. “Para que el espectáculo en sala siga siendo algo increíble, hay que aportar cosas nuevas a los espectadores, sobre todo a los jóvenes”, estima François Bertaux, director de operaciones de Pathé.   “Desde que se pasó a la proyección digital, al comienzo de los años 2010, es como si hubiéramos soltado a las fieras; no hay una semana sin que se anuncie una innovación tecnológica”, explica Jean-Marie Dura, autor en 2016 de un informe sobre “la sala de cine del mañana”.

“Es verdaderamente una tendencia mundial”, principalmente en multiplexor, liderada por Estados Unidos y por Asia, añade. Entre los grupos lanzados en esta carrera tecnológica figura el canadiense IMAX, que en marzo pasado podía presumir de haber equipado 1.382 salas en el mundo con pantallas gigantes, “claramente a la cabeza”, recalca.

El estadounidense Dolby es uno de sus principales competidores, con su tecnología Dolby Vision, que abarca un amplio abanico de colores y contrastes (150 pantallas en el mundo). También destacan el surcoreano Samsung que lanzó una primera sala LED 3D (sin proyector) en marzo en Zúrich o el francés Ymagis, que acaba de equipar un primer cine en China con su tecnología EclairColor.

“Todas estas innovaciones nos arrastran cada vez más hacia un cine de ingenieros” para “películas muy espectaculares”, afirma Jean-Marie Dura, pero “no es en detrimento de filmes de más calidad”.

 

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