100 años de la llegada del jazz a Europa

Los europeos nunca habían escuchado nada igual. El jazz fue una de las grandes novedades que acompañaron la entrada de los estadounidenses en la Primera Guerra Mundial... y la más pegadiza.

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PARÍS (AFP). Generalmente se asocia la introducción de esta música sincopada entonces conocida como ragtime a la llegada a Francia, en diciembre de 1917, del 369º regimiento de infantería, al que pertenecían los Harlem Hellfighters, una orquesta militar formada por músicos negros que dirigía el teniente James Reese Europe.

“Este acontecimiento causó un gran impacto. Tocaban en cada estación en la que paraban algo que la mayoría de los franceses no habían escuchado aún”, destaca el compositor y musicólogo Laurent Cugny.

“Otro aspecto nuevo era que los que tocaban eran negros. Más allá del racismo, era una rareza de peso para la época”, añade. Los Harlem Hellfighters dieron el primer concierto oficial de jazz en Europa el 12 de febrero de 1918 en la ciudad francesa de Nantes (oeste), pero hay que remontarse a principios de siglo para encontrar en el Viejo Continente las primeras muestras de lo que más tarde se llamará jazz.

“En 1912-1913 empiezan a llegar un conjunto de músicas en forma de partituras procedentes de Londres”, gracias a un acuerdo entre editores británicos y franceses, recuerda Bertrand Dicale, especialista en música popular.

Inevitablemente, esta nueva corriente alcanza también a los compositores de música culta, como Erik Satie, Igor Stravinski, Maurice Ravel y Darius Milhaud. Satie, por ejemplo, integra un número de ragtime en su ballet “Parade” (1917).  “Lo que les gusta 'del jazz' es su ritmo, su vigor, aunque al final pierdan rápidamente el interés”, explica Cugny.

Las estrellas del naciente music hall se contagian del virus. Es el caso de Maurice Chevalier, quien descubre el ragtime en partituras en 1914, cuando está destacado en un regimiento de infantería. El tema titulado “Les Jazz Bands”, incluido en una de sus primeras grabaciones en 1920, fue la primera canción francesa que menciona el jazz.

- Black Montmartre -

“Durante esa época, las bandas estadounidenses improvisan con músicos parisinos de orquestas y restaurantes. La influencia del jazz aumenta, aunque existe un intercambio”, destaca Bertrand Dicale.

La canción ‘Mon homme’, creada en 1920 por Maurice Yvain, compositor de Chevalier, reapareció más tarde como ‘My Man’ en Estados Unidos, interpretada primero por Ella Fitzgerald y, después, por Billie Holiday. En París se vuelven locos con las jazz bands. Tocan en los cabarets de lo que entonces se conoce como el “Montmartre negro”.

La “Revue Nègre”, con Josephine Baker, causa furor en el Teatro de los Campos Elíseos en 1925. Llegan los primeros discos de Duke Ellington. “La percepción de los negros ya no es la misma”, resume Laurent Cugny.

“Jazz es una palabra que hace soñar. Está asociada con la idea de divertirse, de vida, de dinamismo. Está vinculada al modernismo de la época”. Más importante todavía, según Cugny, Europa está recuperándose de la Primera Guerra Mundial. “Después de cuatro años de carnicería, la gente quiere abrir las ventanas, disfrutar”.

La fiebre del jazz se extiende también al resto de Europa, continente que las orquestas militares estadounidenses optan por explorar antes de regresar a su país.  Van a los países del Este, a Escandinavia, a Rusia, donde el saxofonista Sydney Bechet actúa en 1926.

El jazz también se popularizó en la Alemania de la posguerra, donde Charles Trenet, que pasará a la posteridad como el padre de la canción francesa, descubrió el género a los 15 años cuando vivía en Berlín con su madre artista, explicó Dicale. “Era el inicio del cine sonoro y los estudios empezaban a integrar a estos músicos. Él (Trenet) los ve trabajar”.

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