Una noche de tangazo

Jovial, alegre y muy abierta con el público, la cantante uruguaya Francis Andreu brindó un concierto que fue aclamado por la gente en una noche bajo las estrellas en el Museo de Arte Sacro de Asunción.

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Actuó en un escenario elevado sobre las balaustradas, en la cúspide de una escalinata de mármol, y bajo un arco de reflectores. El concierto arrancó con instrumentales tradicionales del tango uruguayo y rioplatense a cargo del guitarrista Andrés Oly Rodríguez y con el bandoneón Sergio Astengo.

Ante un auditorio integrado por unas 600 personas a las 19:50 del martes subió al escenario la joven cantante con un cómodo jean y un blazer, oscuros. Lucía un zapato plateado de tacones bien altos, para simular la estatura y no precisamente por gusto, dijo entre las bromas que hacía.

Aclaró que su música era sencilla destacándose las letras “con una guitarra y un bandoneón” contra el mundo y arrancó con “A media Luz”.

Luego, entre las canciones interpretadas incluyó “Malasuerte”, del compositor Julio Sosa cuya letra reflejaba un poco su vida, aunque aclaró que por fortuna la buena suerte siempre le persigue. Pero en el plano sentimental las letras de esta canción la pintaban un poco: “Me anovié muy joven con un hombre maravilloso, bárbaro, que incluso ahora fue a competir en equitación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Era mi gran apoyo en los rescates de perros con los que yo siempre llegaba a la casa... Pero, igual luego de seis años me aburrí...”. Precisamente de eso habla la canción.

Luego hizo un dueto con la compositora y manager de artistas, Lea Bensasson, su amiga y una de las personas que posibilitó su presencia en Paraguay junto con Patricia Espínola, la Embajada del Uruguay y la Fundación Nicolás Latourrette Bó. Al terminar de cantar juntas “Naranjo en flor” exclamó que sentía “envidia non sana de una amiga a otra” por el talento de Lea, lo que motivó los aplausos del público.

La empatía con el auditorio fue aumentando gradualmente cuando empezó a dar las frases que el público tenía que ir coreando con ella en cada canción.

Así se vinieron el “tangazo”-como lo definió- “Garganta de Arena”. Siguió con “Mamá, yo quiero un novio”, de Eduardo Rodríguez, que consideró un gran descubrimiento aunque a ella le bastaban con solo juntar perros y caballos y “con ese amor me alcanza”.

Otro tangazo uruguayo muy bien aceptado fue “Un boliche” al que siguió “Pasional” y “Milonga sentimental” que también cantó con el público a centenares de voces.

Al llegar este punto, cuando habían transcurrido más de 40 minutos, dijo que ya iba a ir cerrando el espectáculo y que ella no hacía como otros artistas que iba a salir y volver para un bis, sino iba a hacerlo todo de una vez.

Ya con los asistentes en los bolsillos, como suele decirse, cantó “Garufa” y “La Francis”, luego de las cuales de nuevo se vinieron unos instrumentales.

Y así transcurrieron unos 50 minutos de show bien gozados y vividos por el público en una noche inolvidable. Cualquiera a quien el tango no terminaba por convencer salió satisfecho y con ganas de volverla a escuchar a Francis Andreu.

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