“X-Men: Días del Futuro Pasado”: grandes éxitos

“Días del Futuro Pasado” es al mismo tiempo un rejuntado de los mejores elementos de toda la saga cinematográfica “X-Men” y una corrección de pasos en falso.

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Catorce años atrás, Bryan Singer abría la primera X-Men con una escena que uno no esperaría ver en un filme de cómics: un joven que en el futuro se convertiría en el temido Magneto, manifestando por primera vez sus poderes ante la desesperación de ser separado de su madre por soldados nazi en un campo de concentración.

Era una poderosa escena, difícil de olvidar, y la forma perfecta de introducir a uno de los personajes más interesantes de la saga y hacer una declaración de intenciones: lo mejor de la ciencia ficción es un reflejo de la realidad a través de un filtro de fantasía. Y X-Men desde su concepción fue exactamente eso, una crónica sobre parias que sufren discriminación, desdén y abusos por haber nacido diferentes, un drama que es lamentablemente aplicable a demasiados grupos humanos que sufrieron ataques por su raza, religión u orientación sexual.

Días del Futuro Pasado, en la que Singer regresa triunfalmente a la saga, comienza con una escena muy parecida, con mutantes identificados como tales con una gran “M” en sus caras y los humanos que los ayudaron caminando entre rejas, y máquinas desechando montañas de cuerpos muertos, mientras la voz del profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) nos explica que estamos viendo un futuro en que la humanidad desarrolló un arma capaz de destruir a los mutantes sin que estos puedan oponer demasiada resistencia.

Luego nos deja ver esta nueva arma, los robots Centinela, en una excelente escena de acción inicial en la que nuevos rostros y viejos conocidos como Iceman (Shawn Ashmore) y Kitty Pryde (Ellen Page) hacen lo que pueden por sobrevivir; la secuencia es soberbia, empleando creativamente los poderes de los mutantes. Es una digna sucesora del inolvidable asalto a la Casa Blanca al principio de X-Men 2.

Y es que Días del Futuro Pasado se siente como una colección de “grandes éxitos”, tomando lo más más destacado y lo que mejor funcionó de la saga hasta ahora y poniéndolo en toda su gloria al mismo tiempo que tira bajo la alfombra lo que no estuvo a la altura. Y lo hace con estilo y calidad.

Poniendo a Wolverine (Hugh Jackman), por lejos el personaje más popular de la saga, como puente entre períodos de tiempo, el filme salta del futuro apocalíptico en el que los mutantes se lanzan a su última desesperada lucha, a los años '70, a donde la consciencia de Logan es enviada por medio de los poderes de Kitty (¿desde cuándo puede ella hacer eso?) para intentar impedir un asesinato que pondrá en marcha los trágicos eventos que vemos en el prólogo.

El guión de Simon Kinberg tiene el mérito de hacer bastante sencillas las cosas, algo vital en un argumento que bien podría haberse descarrilado bajo el peso de paradojas temporales. La premisa es simple: volver en el tiempo y detener un asesinato que arruinaría el futuro; básicamente Terminator con mutantes. Incluso cuando Wolverine ya está en el pasado las cosas son más bien poco complicadas en lo que a argumento se refiere, con el indestructible canadiense buscando a las versiones jóvenes de Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender) para que lo ayuden a localizar a Mystique (Jennifer Lawrence) y prevenir el asesinato.

Kinberg hace un buen trabajo dejando un guión sin grandes dolencias más allá que la ocasional línea de diálogo poco natural y el ya mencionado nuevo superpoder de Kitty que sale de la nada y jamás es explicado, aunque por lo general ata de forma convincente y satisfactoria todos los cabos sueltos que establece -algo que siempre es complicado y vital en historias de viajes en el tiempo-, con el beneficio añadido de dar grandes guiños a los nostálgicos que siguen la saga desde el año 2000.

En línea con lo de tomar inspiración de los filmes previos, el mayor valor de Días del Futuro Pasado, en especial en las escenas de los '70 - donde no puede echar mano de las grandes batallas con múltiples mutantes y robots o del factor nostálgico de ver de nuevo a Page, Stewart, Ian McKellen, Halle Berry y compañía de vuelta – es el elenco de primera que tiene.

Fassbender en especial está de nuevo excelente como un extremista carismático pero despiadado, aunque es McAvoy el que tiene más trabajo como un Xavier en crisis tras haberlo perdido todo y haberse vuelto dependiente a un suero que le devuelve las piernas pero lo priva de sus poderes; de nuevo, la metáfora es interesante, si no muy sutil. Jackman nos trae al Wolverine ácido y tosco pero dispuesto a todo que viene perfeccionando desde hace seis películas, y Lawrence hace un buen trabajo al retratar a Mystique como una persona a medio camino entre la joven insegura de Primera Generación y la fría y eficiente asesina de las primeras películas.

También hay una agradable nueva sorpresa en la forma de Quicksilver (Evan Peters), un personaje que en imágenes promocionales se veía ridículo, pero que acaba protagonizando algunas de las escenas más entretenidas de la película, que aportan un muy bienvenido humor luego de las muy oscuras escenas futuristas y el primer encuentro con la versión caída en desgracia de Xavier.

Desafortunadamente el villano Bolivar Trask no tiene demasiado tiempo en pantalla, una pena teniendo en cuenta que es interpretado por el excelenete Peter Dinklage, aunque esto de nuevo es acorde a la tendencia de inspirarse en lo pasado, ya que en las películas anteriores de X-Men los villanos (Stryker, Fénix, Sebastian Shaw) nunca eran tan importantes como el conflicto entre las ideologías de Xavier y Magneto.

Y aunque es la parte futurista la que se lleva las mejores escenas de acción -el uso que Singer hace de los poderes de la mutante Blink (Fan Bingbing), que puede abrir portales, es grandioso-, las escenas de los '70 no carecen de espectáculo, incluyendo la escena cumbre del ya mencionado Quicksilver y un momento en que el joven Magneto vuelve a mover otra gigantesca estructura, de forma similar a como su versión mayor utilizó el puente Golden Gate en La Batalla Final.

El compositor John Ottman, eterno colaborador de Singer, contribuye una emocionante banda sonora, que incluso se pega el lujo de revivir su emblemático tema de X-Men 2 durante la introducción, para dar otra inyección de nostalgia.

X-Men: Días del Futuro Pasado verdaderamente es como escuchar una colección de grandes éxitos de su grupo musical favorito. Incorpora lo mejor de la saga, descarta lo que no cayó bien y el resultado es un gran filme.

Citando al Profesor X, “bienvenido de vuelta”.

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X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (X-Men: Days of Future Past)

Dirigida por Bryan Singer

Escrita por Simon Kinberg

Producida por Bryan Singer, Simon Kinberg, Hutch Parker y Lauren Shuler Donner

Edición por John Ottman

Dirección de fotografía por Newton Thomas Sigel

Banda sonora compuesta por John Ottman

Elenco: Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Patrick Stewart, Ian McKellen, Ellen Page, Peter Dinklage, Shawn Ashmore, Evan Peters, Josh Helman, Omar Sy, Fan Bingbing y Halle Berry

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