Aprender a estudiar y liderar

El profesor Luis Tesolat dará en nuestro país una serie de charlas sobre educación, métodos y destrezas para lograr el éxito en el aprendizaje. El profesional argentino lleva 30 años en el campo de la educación.

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Luis Emilio Tesolat nació en Rosario, Pcia. de Santa Fé (Argentina), ciudad donde reside. Es Lic. en Historia con un posgrado en Filosofía. Investigador por la Universidad Católica Argentina. Facilitador ontológico. Fundador y director del Instituto de Educación Para El Desarrollo Personal (INED). Lleva más de treinta años de experiencia en docencia y dirección de centros educativos. “Nos especializamos en niños, adolescentes y adultos que tengan alguna dificultad en aprendizaje, o quieren mejorar su rendimiento en el ámbito académico, profesional y en su vida personal”, apunta. Llega a Paraguay invitado por el centro psicológico Psicovínculos, recorrerá centros educativos del 27 al 29 de marzo.

-¿Cómo nace esta idea de darle un soporte al aprendizaje?

La idea de dar un soporte a la educación, algo que ya venía realizando en colegios, como docente, desde 1988, nació sin querer. Hace 9 años decidí dar un cambio esencial a mi vida e impulsar la educación desde otro lugar: dejé de trabajar en colegios y comencé a dar clases particulares a un alumno de la secundaria, luego este chico trajo a un amigo y ese a otro, y a otro. Un día mientras les enseñaba comencé a soñar con un instituto en el que atendiera a los alumnos integralmente, dando todas las materias, formando un equipo integrado por docentes, psicólogos y psicopedagogos. El riesgo de los sueños es que se cumplan, y el mío se cumplió. Quiero destacar que fue un proceso y que durante el mismo tuvieron un rol fundamental mis padres y quien actualmente es mi esposa.

-¿Qué diferencia encuentra entre los conceptos de: educador, maestro, coach?

Me conocen muchas personas, pero me reconocen solamente aquellos que me quieren y otros a los que ayudé a dar un cambio en su vida. Uno existe solo en aquellas personas en las que, de una u otra manera, supo estar. Un educador es lo que es como persona: no puedo ser un excelente educador y un mal amigo, o un padre ausente y un educador presente. A todos los que se dedican al apasionante trabajo de educar les pido coherencia: si nuestras palabras van acompañadas de nuestras obras, haremos mucho bien, de lo contrario el mal que se logra es inmenso. Y entiendo que ser maestro, educador, formador y coach han sido y son aspectos secundarios, quizás más de lo mismo, o distintas caras de un mismo sujeto. El coaching me parece súper interesante porque aporta elementos valiosos, por Ej. las preguntas esenciales, la escucha comprometida.

-¿En qué consiste su método de formación?

La línea de educación en la que me baso es la que me enseñaron mis padres, y algunos pocos educadores más, consiste en mucho de amor, libertad, responsabilidad, alegría, pasión, trascendencia, optimismo y motivación. Más allá de los cambios modernos y las modas, lo más importante sigue siendo lo esencialmente humano. De todo esto, voy a hablar en Paraguay.

-También trabaja con los padres, ¿de qué manera?

Siempre entendía que para educar a los hijos, hay que trabajar en equipo con sus padres, de lo contrario estaríamos educando personas huérfanas. En esta sociedad tan tecnológica, la educación que se da en las instituciones educativas debe estar orientada, en primer lugar, a los padres. Apenas vienen los padres a pedirme ayuda les digo que haremos un equipo imbatible: ellos, sus hijos y yo. Todo educador debe detectar a los “padres delegadores”, son los que creen que pagando un buen colegio o un buen instituto ya no deben hacer nada más por sus hijos. Esto se soluciona comprometiéndolos para que asistan a las reuniones, o dándoles tareas educativas concretas para que hagan en casa con sus hijos. En mi caso, la comunicación con ellos es muy fluida, semanal. Con el buen uso de la tecnología ya no hay excusas.

-Antes se reforzaba con un frío profesor particular

En muchos lugares eso no ha cambiado. De todos modos, luego de varios cientos de años de racionalismo, que se creía en el avance absoluto de las ciencias positivas, hemos descubierto que hoy hay muchas personas solas, tristes y angustiadas. Peor que esto, adolescentes en las mismas condiciones. Ha llegado el momento de cambiar la relación docente-alumno. Considero que el educador del siglo XXI debe ser un líder en servicio, motivador y facilitador. La transmisión de conocimientos y la comunicación es tan brutal que cualquier libro de texto o biblioteca queda anticuada, es más, los conocimientos de los mismos docentes son obsoletos. Pero hay algo que la tecnología no puede dar y el docente moderno sí: humanidad.

-¿Cuál es el mayor problema hoy a la hora de aprender?

Te detallo la situación actual con algunos interrogantes que sirven de despertadores. ¿Sé administrar la información sobreabundante?, ¿sé usar la tecnología?, ¿puedo mantener mi identidad y no dejarme formatear por la tecnología? ¿puedo elegir una educación distinta? En la educación tenemos instituciones, directivos y programas del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumnos del siglo XXI; como docente, ¿qué novedades educativas le ofrezco al mundo? Hoy necesitamos un cambio de paradigmas, salir de lo imperativo. La educación debe ser diferente porque las personas son diferentes.

-Cuénteme un ejemplo exitoso de su educación

Es complejo definir el éxito porque las personas suelen tener una idea muy materialista de esa palabra, siendo ésta sinónimo de plata, fama. Llevo en mi memoria a chicos y chicas que descubrieron o recuperaron la confianza en sí mismos, superaron las angustias, terminaron el colegio, aprendieron a estudiar, comenzaron a sentirse orgullosos de ellos mismos, son felices. Padres que entendieron que sus hijos no debían ser como ellos para empezar a amarlos como eran, que vieron en el amor la respuesta a sus problemas de relación. Y todo esto es transversal ya que, en mi experiencia, abarca e incluye a ricos, clase media y pobres. O sea, a todos los seres humanos. Aprovecho para decirte cuáles son para mí los componentes del éxito: determinación (resolución), fe en ti mismo, enfoque con todas tus fuerzas hacia un objetivo, pasión, liderazgo en servicio.

-¿La tecnología de punta favorece o perjudica el aprender a pensar?

Depende de la persona que la usa. La tecnología no es buena ni mala, el problema es el corazón del hombre que la usa. De todos modos, creo que hemos hecho un culto fanático a la tecnología y creemos que sin ella la vida no merece ser vivida. El ser humano creyó que la tecnología sería su respuesta a todo: miremos alrededor y saquemos nuestras propias conclusiones.

-¿Cómo visualiza la educación a 20, 30 años?

La cultura en la que fuimos educados ya no sirve más. Fue útil para salir del miedo de la Edad Media y duró hasta 1950. El siglo XXI tiene que generar un cambio esencial: más que en época de cambios, estamos en un importante cambio de época. Lo que nosotros deseábamos hacer y no hicimos, los jóvenes lo están haciendo, están concretando nuestros sueños. Ellos harán un mundo más libre y responsable.

-Hay dos tipos de personas que no han aprendido: las que no tuvieron oportunidad y las que no quisieron esforzarse, ¿siempre se puede aprender?

No quiero caer en una racionalización absoluta, pero te diría que existe una tercera opción: la de aquellos que parecían haber aprendido, pero, por no ser auténticos, perdieron todo lo aprendido. Siempre hay tiempo para formarse, pero nunca hay que perder de vista que es para algo, o mejor dicho, para alguien.

-A muchos les cuesta horrores aprender, ¿es perezoso el cerebro por naturaleza?

Los sistemas nerviosos de los seres humanos están preparados para ahorrar energía, lo cual no quiere decir que el cerebro humano será perezoso. En estos más de treinta años he visto que las personas quieren ser mejores por naturaleza, siempre están en una búsqueda de algo. El cerebro humano está preparado para la supervivencia, para la transformación, para la búsqueda, la admiración, es dinámico, activo. Me cuesta creer que desde la pereza se puede lograr la supervivencia, el esfuerzo y el afán de superación.

-¿Cree que existen buenos maestros de maestros?

Encuentro que hay distintos tipos de docentes, hay una escala del bueno al regular, al malo, al rutinario. Aquel que enseña verdaderamente debe ser un líder que se ama y se conoce, y ama conoce a sus alumnos. Busca el cambio, se renueva. Un docente extraordinario hace sentir bien a la gente. Este es el maestro de maestros. 

lperalta@abc.com.py

 

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