Actriz de “Sex and the City” disputa la primaria demócrata

NUEVA YORK. Pese a los pronósticos en contra, ella confía: la actriz de “Sex and the City” Cynthia Nixon espera sacar provecho de la ola contra las élites que agita al campo demócrata para destronar este jueves al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.

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El último sondeo, realizado la semana pasada por el instituto Siena College, no fue de buen augurio para Nixon: Cuomo, de 60 años, quien gobierna el Estado de Nueva York desde 2011 e hijo del muy respetado y fallecido exgobernador Mario Cuomo, se mostraba al frente con el 63% de las intenciones de voto, contra el 22% para la actriz.

Pero Nixon, de 52 años -quien en caso de victoria en la primaria tendría fuertes chances de ser elegida gobernadora el 6 de noviembre, ya que Nueva York es un bastión demócrata- advirtió que los sondeos de estas últimas semanas no anticiparon la victoria de varios candidatos de la corriente contra las élites, impulsada por muchas mujeres y minorías.

“Andrew Cuomo sabe bien que esta campaña es mucha más cerrada que lo que sugieren los sondeos, si no él no gastaría medio millón de dólares por día contra nosotros”, señaló la actriz el martes.

Pero ganar una primaria contra el gobernador saliente al nivel de un Estado de 20 millones de habitantes como Nueva York es “mucho más difícil” que ganar en una circunscripción para el Congreso, destacó Michael Miller, profesor de ciencias políticas del Barnard College. Especialmente porque el jueves solo pueden votar los neoyorquinos que se registraron debidamente como demócratas, limitando la participación y las posibilidades de los entusiastas de último minuto.

“Estaría realmente muy sorprendido si ella gana”, afirmó Miller. Sin embargo, muchos admiten que Cynthia Nixon, aunque nunca tuvo un cargo electivo, ha demostrado durante la campaña su seriedad y espíritu de lucha.

Militante desde hace muchos años por la enseñanza pública y los derechos de la comunidad LGBT, esta madre de tres niños, quien se casó con una mujer después de tener un matrimonio con un hombre, ha caminado por este Estado tan grande como Grecia abogando por la legalización de la marihuana recreativa, la renovación del metro neoyorquino, la gratuidad de la educación, la baja de los precios de la vivienda, por un seguro de salud financiado por el Estado y por aumentar la carga impositiva de los más ricos.

Como otros candidatos contra las élites, Nixon rechazó todo financiamiento de su campaña por parte de empresas. Ante la imposibilidad de rivalizar contra los espacios televisados que se le ofrecen a Cuomo, ella se apoya en las redes sociales para hacer llegar sus mensajes y alentar a los jóvenes y a los decepcionados de la política a ir a votar en estas primarias.

Y no ha dejado de atacar a su adversario -uno de los gobernadores más activos contra Donald Trump- por su connivencia con Wall Street y los grandes empresarios, a expensas de la gente común y de las minorías que supuestamente forman la base del electorado demócrata. Nixon espera que los tropiezos acumulados en los últimos días de la campaña por el gobernador le valdrán una parte del electorado a su favor para este jueves.

El partido demócrata neoyorquino, controlado por Cuomo, envió este fin de semana a miles de electores judíos un e-mail acusando a Nixon de mostrarse indiferente ante el antisemitismo, aunque ella educa a los dos hijos de su primer matrimonio dentro de la tradición judía. Tanto el gobernador como el partido han reconocido posteriormente que esa acusación había sido infundada. Y Cuomo argumentó luego que él no había aprobado personalmente ese correo a la militancia.

El miércoles, en vísperas del escrutinio, algunas organizaciones judías exhortaron al New York Times a retirar su llamado a votar por Cuomo, publicado a fines de agosto. Una convocatoria que el periódico había justificado por “la inexperiencia de Nixon”, aunque, sin embargo, no apaciguó sus críticas contra el gobernador.

En este ambiente de tensión, varios líderes demócratas, aunque cercanos a las posiciones de Nixon, han optado por no tomar posición, como el senador Bernie Sanders y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

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