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Los disturbios se desataron cuando decenas de opositores bloquearon la concurrida avenida Francisco de Miranda, en el suburbio acomodado de Altamira, y miembros de la Guardia Nacional intentaron desalojarlos lanzándoles bombas lacrimógenas y balas de goma.
Los manifestantes, varios de ellos encapuchados, respondieron con piedras obligando por momentos a los guardias a replegarse en el barrio vecino de Bello Campo.
Algunos jóvenes recibieron asistencia por parte de paramédicos, mientras que otros fueron detenidos por los militares, que se desplazaban en motocicletas.
Protestas y saqueos registrados entre la noche del martes y la madrugada del miércoles dejaron un muerto en la barriada caraqueña de Catia y cinco más en el estado Bolívar (sur), según la ONG Observatorio de Conflictividad Social.
Las refriegas con los antimotines estallaron luego de una marcha que reunió a decenas de miles de opositores para exigir un “gobierno de transición” que llame a elecciones, al considerar ilegítimo el mandato iniciado por Nicolás Maduro el pasado 10 de enero.
Miles de chavistas también marcharon en el este y el centro de la capital.
La movilización opositora fue convocada por Guaidó, jefe del Parlamento de mayoría opositora, quien en un discurso ante sus seguidores se proclamó “presidente encargado” de Venezuela y dijo que asumía las competencias de Maduro, cuya reelección tilda de fraudulenta.
Su juramentación fue reconocida por Estados Unidos, tras lo cual Maduro anunció que rompía relaciones con ese país, y varias naciones latinoamericanas como Argentina, Brasil y Colombia.
Los choques de este miércoles trajeron a la memoria las violentas protestas opositoras de 2017, que dejaron unos 125 muertos entre abril y agosto de ese año, con denuncias de una “represión brutal” por parte de las fuerzas de seguridad.