Aumenta tensión entre China y Canadá, tras condena a muerte

PEKÍN. La condena a la pena capital en China de un canadiense por tráfico de drogas subió la tensión entre Pekín y Ottawa, que lanzaron sendas advertencias a sus ciudadanos sobre el riesgo de ser detenidos “de manera arbitraria” si visitan el país.

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China y Canadá se lanzan recriminaciones desde el mes pasado cuando las autoridades canadienses arrestaron a una directiva de la compañía china de telecomunicaciones Huawei, Meng Wanzhou, sobre quien pende un pedido de extradición de Estados Unidos vinculado a la violación de las sanciones a Irán.

Las autoridades chinas detuvieron a dos ciudadanos canadienses, lo que los observadores consideraron una medida de represalia. Se trata de un exdiplomático y de un consultor, ambos detenidos por sospechas de ser una amenaza a la seguridad nacional.

Pero luego volvió a surgir el caso de Robert Lloyd Schellenberg, de 36 años, detenido en diciembre de 2014. Schellenberg fue sentenciado en primera instancia en noviembre a 15 años de prisión y a pagar una multa de 150.000 yuanes (unos 19.000 euros).

La justicia china rechazó su pedido de apelación. Pero un mes después el Tribunal Supremo de la provincia de Liaoning (noreste) consideró el veredicto demasiado “indulgente” por la gravedad de los hechos imputados al canadiense y apeló la decisión.

Se organizó un nuevo juicio en Dalian (noreste) que permitió a los fiscales presentar nuevas pruebas y nuevos testigos que mostraron que Schellenberg estaba conectado a una red criminal internacional que planeaba enviar 222 kg de metanfetamina a Austrialia. Schellenberg, que se declaró inocente, dijo haber escogido el puerto de Dalian para su primera visita a China como turista.

El momento y la rapidez con que se sentenció a Schellenberg, así como las nuevas pruebas que lo incriminan como un actor clave en la operación, despertó sospechas entre los observadores.

“China apresura un juicio en apelación de un canadiense y lo condena a la pena capital en intento bastante transparente de presionar a Canadá para que libere a la directiva de Huawei”, indicó en Twitter Kenneth Roth, director de Human Rights Watch para Asia. Donald Clarke, un profesor especializado en derecho chino de George Washington University lo describió de una manera más cruda: “Diplomacia de la pena de muerte”.

“El gobierno chino ni siquiera está haciendo creer que hubo un juicio justo”, dijo Clarke. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, calificó como “muy inquietante” que China haya decidido una “aplicación arbitraria” de la pena capital. Tras la condena el gobierno canadiense emitió una nueva evaluación de riesgo para sus ciudadanos que viajen a ese país pidiendo que “ejerzan una gran prudencia en China debido al riesgo de aplicación arbitraria de leyes locales”.

El ministerio de Relaciones Exteriores chino, que había denunciado las “declaraciones irresponsables” de Trudeau y replicó las advertencia anunciada por Ottawa, pero para sus ciudadanos.

“Recientemente, en Canadá, ciudadanos chinos fueron detenidos de manera arbitraria por exigencias de otros países” , indicaron los servicios consulares chinos. “El ministerio de Relaciones Exteriores y la embajada de China en Canadá recuerdan a los ciudadanos chinos que deben plenamente evaluar los riesgos vinculados a los viajes a Canadá”, advirtieron.

China ejecuta a uno o dos extranjeros cada año, la mayoría por crímenes relacionados a drogas, según John Kamm, director del grupo de defensa de los derechos Dui Hua Foundation, con sede en Estados Unidos.

Los observadores subrayan que los nuevos juicios son poco comunes en China, en particular aquellos en los que se pide una sentencia más severa, pero los grupos de defensa de los derechos civiles sostienen que los tribunales no son independientes y pueden ser influenciados por el Partido Comunista.

“Lo que es poco común es cómo este caso pasó repentinamente a ser tratado rápidamente en los tribunales”, dijo Margaret Lewis, profesora de derecho en la Seton Hall University de Estados Unidos. La decisión excepcional de permitir a tres periodistas extranjeros, uno de ellos de AFP , de asistir a las audiencias deja “en claro que el gobierno chino quiere que el caso alcance la atención internacional”.

“La oportunidad del momento es sospechosa y la nacionalidad (del condenado) hace que sea más flagrante”, añadió.

Schellenberg, que clamó su inocencia, tiene 10 días para apelar ante el mismo tribunal que rechazó su primera apelación. Lewis dijo que era muy probable que el tribunal confirme la sentencia y entonces el caso pasará a la Corte Suprema Popular. Esta alta corte podría confirmar la pena capital, convertirla en una larga pena de prisión o reducir su castigo, añadió. Donald Clarke, de George Washington University, pronostica que “la Corte Suprema Popular aguardará hasta que el futuro de Meng deje de ser incierto antes de anunciar su decisión”.

El devenir de los otros dos canadienses detenidos sigue siendo un misterio. Las semana pasada Trudeau acusó a China de detener “arbitraria e injustamente” al exdiplomático Michael Kovrig y al consultor Michael Spavor, detenidos nueve días después de que Canadá arrestara a la directiva de Huawei Meng Wanzhou. Meng fue liberada bajo fianza a la espera de una audiencia en un tribunal canadiense que definirá su extradición. 

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