“Brexit”, ¿de qué hablan?

El Reino Unido decidió hoy divorciarse de la Unión Europea y generó una convulsión en los principales mercados del mundo. En Paraguay, el impacto más inmediato se sintió en la cotización de la libra. Se estima un bajo impacto en el Paraguay.

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El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tienen casi 60 millones de habitantes. De todos ellos, unos 42 millones fueron registrados para poder votar en el referéndum que ayer decidió su salida de la Unión Europea, una cuestión compleja y sin precedente alguno desde la conformación de ese conglomerado de países que rige parte de los destinos del mundo. El voto predominante por salir fue el de las personas mayores de 50 años. Esto no se rige por la economía, sino probablemente por el miedo.

La Unión Europea es un órgano que aboga por la conformación de un espacio común, el mismo que el año pasado recibió – a veces a regañadientes – a los inmigrantes (o refugiados) sirios, en su mayoría musulmanes. El miedo de las generaciones mayores, o los ‘baby boomers’, es una suerte de invasión o quiebre al Estado de bienestar que disfrutaron durante años los británicos.

Aparte del “miedo” a la invasión de refugiados se suman el nacionalismo y la disconformidad de los ancianos con un factor clave: los servicios de salud. La sanidad en el Reino Unido es totalmente gratuita, pero esto se vio en riesgo hace unos dos años por el desequilibro entre los aportantes de impuestos. Muchas manifestaciones se hicieron contra una reforma del National Health Service o NHS británico. Los ciudadanos de la Unión Europea pueden ir hasta el Reino Unido y usar el servicio sanitario sin problema. Esta fue la primera “roncha”. Imagínese que haya una oleada de migración de personas de países vecinos al Paraguay y ellas usen los servicios de salud de nuestro país y como consecuencia se debe reformar el sistema. Cuando menos esto levantaría una disconformidad de intereses y eso es, en parte, lo que ocurrió en el Reino Unido.

Políticamente, hubo un craso error del primer ministro David Cameron en llamar a este referéndum. Jamás se hubiera esperado una votación adversa. El premier - quien responde al Partido Conservador, comúnmente llamados “tories” – hizo una intensa campaña por el “remain” (quedarse, en inglés) y su rival político Boris Johnson, exalcalde de Londres de su mismo partido, por el “leave” (abandonar, en inglés). Cameron anunció que renunciará en octubre para que alguien “conduzca el barco” de la separación del Reino Unido de la Unión Europea. Tal vez se confió mucho tras el referéndum escocés que decidió la permanencia de ese miembro del Reino en 2014.

El terremoto político se sintió más en Europa, claro. La libra esterlina cayó a niveles tan bajos que no se registraban desde 1985. En Paraguay, su cotización se desplomó frente al guaraní.

Probablemente no. Analistas locales e internacionales coinciden en que el impacto en América Latina será muy bajo, salvo para aquellos descendientes que tengan el pasaporte de la Unión Europea. En ese caso sí habría modificaciones pero en un periodo no menor a dos años.

En cuanto al comercio, el Paraguay negocia sus exportaciones e importaciones actualmente vía Mercosur – Unión Europea. El volumen, aunque creció en los últimos años desde que la embajada del Reino Unido volvió a nuestro país en 2013, es todavía bajo. Eventualmente, Gran Bretaña podría tener la autonomía para negociar directamente con el Mercosur, aunque esto se torna complicado dado que no se sabe con certeza cuáles son los términos con los que los británicos negociarán con el Consejo de la Unión Europea.

En cuando al pasaporte paraguayo, no habrá problema alguno. Los ciudadanos de nuestro país pueden ingresar a territorio británico sin visas en un convenio de supresión que data desde noviembre de 1966. Eso sí, el ingreso se autoriza con la necesaria solvencia económica para el viaje y los datos de hospedaje. Con la libra a bajo precio y este factor, los viajes al Reino Unido serán un poco más baratos.

Los más jóvenes están molestos con los más viejos. Es lo lógico. La población y los países que forman parte del Reino Unido no están de acuerdo con lo decidido. Escocia, un país que centra su fuerte en el petróleo, renace su intención de apartarse de Londres. Dentro del Reino no se esperan convulsiones más notables que el tema económico porque ese factor inglés es muy fuerte. El que más lamenta es Alemania, el país más fuerte de la UE.

Otro miedo se siente en Berlín: el que otros países hagan otros referéndums para salir de la Unión Europea, probablemente debilitando el Banco Central Europeo, cuestionadísimo por imponer sus medidas a los países que alguna vez rescató con millonarios salvatajes. Se habla de Francia, de Suecia y hasta de Holanda, con diferentes impactos probables en Europa.

Lo que más lastima hoy a los europeos es la incertidumbre. Y eso es algo que solo el tiempo podrá curar.

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