Decenas de obreros trabajaron desde el mediodía para retirar el techo del local, situado en el centro de La Paz, para luego dar paso a un tractor con el que fueron demolidos los muros del club y una cabeza de faraón que decoraba la puerta de ingreso.
La abogada Paola Barriga, defensora de Noemí Cámara, la hija del propietario del club, dijo a los medios que la demolición es un “ acto simbólico” , ya que “ la caída de la cabeza del faraón” es “como un acto de libertad” para todas las mujeres que fueron víctimas de trata y proxenetismo en el lugar.
“A partir de este momento se marca el punto de inicio de esta lucha contra la trata y tráfico de personas”, afirmó Barriga.
Noemí Cámara denunció hace dos semanas que su padre, Marco Cámara, y el administrador del club, Gustavo Fernández, traen a Bolivia mujeres de varios países con el engaño de convertirlas en modelos o darles trabajos legales, pero cuando están en La Paz o Santa Cruz (este) son trasladas a centros nocturnos.
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A las mujeres les quitan sus documentos y las obligan a prestar servicios sexuales bajo amenazas, agregó la denunciante, que también acusó a su padre de “violar a muchas mujeres”.
Marco Cámara fue enviado con detención preventiva a la cárcel paceña de San Pedro y Fernández al penal de Patacamaya, en el Altiplano, acusados ambos por los supuestos delitos de trata de personas y organización criminal.
El dueño del local ha rechazado las denuncias de su hija, a quien acusó de querer despojarlo de sus bienes y de tener problemas mentales.
Antes de la demolición, se permitió el ingreso de periodistas para constatar que en el lugar había paredes falsas que conducían a ambientes en los que ocultaban a las muchachas cuando había controles de funcionarios de Migración, la Policía y la Alcaldía.
La hija de Cámara prevé convertir el lugar en un estacionamiento de vehículos.
