Hallan restos óseos en busca de familia desaparecida en 2002  

El hallazgo tuvo lugar durante las excavaciones en el solar “La Candelaria”, en el pueblo Crucesitas Séptima, provincia de Entre Ríos, donde vivían y trabajaban José Rubén Gill, de 55 años, y su esposa, Margarita Norma Gallegos (26), junto a sus hijos de 12, 9, 6 y 2 años, antes de que se perdiera su rastro en 2002.

El fiscal del caso, Federico Uriburu, contó que los restos óseos serán analizados por un equipo de médicos forenses, ya que “a simple vista, no se puede determinar si son animales o humanos. La idea es hacer un trabajo minucioso, va a llevar bastante tiempo”, admitió el procurador, quien avanzó que, en ese sentido, el proceso de excavaciones puede extenderse hasta un mes y “recién al finalizar se va a mandar a peritar todo”.

Según dijo, el mismo lunes, cuando se retomó la búsqueda de estas seis personas, las autoridades encontraron una costilla y, el martes, diez huesos más, entre los que había un maxilar de un perro y una costilla “de procedencia indeterminada”.

La causa -que está en manos del juez Gustavo Acosta- se reactivó hace un año y medio, después de que un testigo declarase que había escuchado protestar a José Rubén Gill porque no entendía por qué el dueño del campo, Alfonso Goette, fallecido en 2016, le había ordenado cavar dos pozos.

Es en esos puntos donde se están realizando las excavaciones en la actualidad. El matrimonio y sus cuatro hijos fueron vistos en público por última vez el 13 de enero de 2002, cuando asistían al funeral de un amigo.

Seis meses después, un familiar denunció su desaparición, pero Goette defendió que se habían marchado, lo que hizo que cobrase fuerza la hipótesis de la mudanza pese a que no hay registros oficiales ni datos migratorios que confirmen ningún movimiento de los Gill.

La causa todavía se considera “averiguación de paradero”, bajo la premisa de encontrarlos con vida, aunque los familiares quieren que se cambie a “desaparición forzosa” porque creen que fueron asesinados.