La JMJ va bajando el telón

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Con la presencia de unos 500 paraguayos se desarrollará mañana el último día de la Jornada Mundial de la Juventud, que se realiza en Polonia. Los compatriotas ya acampan para la misa final que será presidida por el papa Francisco.

Un total de 220 compatriotas de la organización “Papaboys Paraguay” fueron hasta Polonia para participar de la JMJ 2016, que se hace en Cracovia, Polonia. Estos paraguayos son solo una parte del total de los que fueron, que se estima en unas 500 personas que viajaron desde Asunción y otros residentes en Europa.

La misa final será celebrada por el papa Francisco mañana por la mañana. Los fieles paraguayos ya están haciendo vigilia a modo de espera del Sumo Pontífice. Francisco, justamente, condenó el sábado la "devastadora ola de terrorismo" y guerra que está golpeando al mundo e instó a una multitud de jóvenes congregada a que no sean indiferentes al sufrimiento de otros. El Pontífice, que pondrá fin el domingo a un viaje de cinco días a Polonia, realizó una escala imprevista en la iglesia de San Francisco de Asís en Cracovia para recitar una oración por la paz. "Toquen los corazones de los terroristas, para que puedan reconocer la maldad de sus acciones y puedan volver al camino de la paz y el bien, del respeto por la vida y por la dignidad de cada ser humano, sin importar su religión, origen, riqueza o pobreza", afirmó en la plegaria según la agencia Reuters.

Cuando comenzó su periplo el miércoles, Francisco dijo que una serie de ataques recientes, entre ellos el asesinato de un sacerdote en Francia por supuestos militantes islámicos, son una prueba de que el “mundo está en guerra”, aunque no está causada por la religión. Desde la iglesia, el Papa argentino se trasladó a un vasto campo a las afueras de la ciudad, donde se dirigió a cientos de miles de jóvenes en Cracovia con motivo de un encuentro internacional de jóvenes católicos. Allí, tras contemplar representaciones bailadas de historias de lucha, conflicto y redención, escuchó a un joven representante de la ciudad siria de Alepo diciendo: "¿Dios, dónde estás? ¿Existes?". En respuesta, Francisco pidió rezar por Siria y otras zonas en conflicto y dijo: "Tenemos que darnos cuenta de una vez por todas de que nada justifica el derramamiento de sangre de un hermano o hermana". Instó, asimismo, a que los que tienen una posición más cómoda no permanezcan ajenos al sufrimiento de otros. "Los tiempos que vivimos no necesitan jóvenes vagos", señaló. Más temprano, se dirigió a los sacerdotes y obispos polacos para instarles a vivir vidas más sencillas, a centrarse en los más necesitados y rehuir las ambiciones mundanas.