La segunda oportunidad de Amanda Knox

WASHINGTON. La estadounidense Amanda Knox está libre de causas tras ser absuelta del asesinato de su compañera de piso en Perugia en 2007 al término de una larga batalla judicial. Hoy lucha por restaurar su imagen.

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En su página en internet se describe como periodista, conferencista y autora de un libro. Pero además, esta mujer de 31 años dice que fue exonerada de cargos que se le imputaron por error. Se refiere a un incidente que marcó su vida cuando estaba de intercambio en Italia y fue detenida acusada del asesinato de su compañera de piso, la estudiante británica Meredith Kercher.

Knox fue procesada y condenada en 2009, pero en 2015, tras un largo proceso salpicado de sentencias contradictorias, fue absuelta definitivamente por un alto tribunal italiano. Pudo volver a Estados Unidos e intentar retomar su vida.

Atrás quedaron los cuatro años que pasó en una prisión italiana y un proceso que duró ocho y que culminó con su liberación y la de su novio de entonces, el italiano Raffaele Sollecito. Cuando se produjeron los hechos, Knox tenía 20 años y estaba en la universidad.

Ahora está en Italia para hablar en una conferencia en Modena sobre personas que fueron condenadas por error. Desde su liberación, escribió un libro sobre su experiencia, que se titula “Waiting to Be Heard: A Memoir” ("Esperando ser escuchada"), fue retratada en un documental de Netflix y quiere convertirse en una defensora pública de quienes han purgado prisión injustamente.

“Ahora, Amanda trabaja para dar notoriedad a las condenas erróneas, a la búsqueda de la verdad y al escarnio público, para inspirar a la gente a tener empatía y mantener la perspectiva”, dice su página web.

También tiene un canal en Facebook en asociación con la publicación VICE titulado “The Scarlet Letter Reports” ("Informes sobre la letra escarlata") sobre el escarnio público y mediático que han sufrido algunas mujeres, y tiene un podcast titulado “La verdad sobre el crimen de verdad”, que examina casos de asesinatos que marcaron a la opinión pública.

En uno de los episodios de “The Scarlet Letter Reports”, Knox habla sobre cómo su arresto y el proceso judicial afectaron su vida. “Yo ya no puedo ser anónima, nunca más”, afirmó. “Creo que eso es algo en lo que la gente no piensa muy a menudo, porque la mayoría de la gente tiene algún grado de anonimato. Yo no tengo ninguno”.

Para ilustrarlo cuenta que ella no puede entrar en Tinder, ni llevar camisetas con una calavera ni usar humor negro.

Knox dijo que el desafío más grande desde su absolución ha sido “encontrar el amor. Y sentir que alguien me amaba por quien soy”.

Actualmente, vive en Seattle, su ciudad natal en la costa oeste de Estados Unidos, donde asistió a la Universidad de Washington y entabló una relación. Vive con su prometido, el novelista Christopher Robinson, y con sus dos gatos.

Knox dice que ha sido una lucha dejar en el pasado el mote de “Foxy Knoxy” (Un juego de palabras con su apellido y un término en inglés con connotación sexual), explotado por los tabloides en la cobertura del crimen, que en los tribunales fue descrito como un juego sexual inducido por las drogas con un viraje violento.

“Lo que tenía que hacer era un malabarismo entre ser la Amanda Knox de los tabloides y la Amanda Knox haciendo sus cosas, viviendo su vida”, contó. El cuerpo semidesnudo de Kercher fue encontrado el 2 de noviembre de 2007 en su habitación del apartamento que ella y Knox compartían en Perugia.

La joven de 21 años había sido apuñalada 47 veces y había sido degollada. La policía también encontró indicios de abusos sexuales. Rudy Guede, un inmigrantes de Costa de Marfil que traficaba droga a menudeo, fue condenado por el asesinato y todavía cumple condena.

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