Londres ignora la presión y mantiene la visita de Trump

LONDRES. El gobierno británico afirmó este lunes que no anulará la visita de Estado de Donald Trump, como piden más de un millón de firmantes y numerosos políticos, incluyendo conservadores, indignados por sus últimas medidas.

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“La bien documentada misoginia y vulgaridad de Donald Trump le descalifica para ser recibido por Su Majestad o el príncipe de Gales”, afirma la petición, creada antes del decreto de Trump que impide la entrada a Estados Unidos a los refugiados y a ciudadanos de siete países, pero cuyos firmantes crecieron como la espuma tras la medida.

“Extendimos la invitación. Fue aceptada”, se limitó a responder este lunes un portavoz de la primera ministra Theresa May, que fue la semana pasada la primera mandataria extranjera recibida por Trump, en un momento en que Londres busca sustituir a sus socios europeos tras la decisión de abandonar la Unión Europea.

Los firmantes quieren que se rebaje el rango de la visita, actualmente el más alto.

Los invitados a una visita de Estado son huéspedes de la reina en el palacio de Buckingham durante dos noches y disfrutan del mayor despliegue protocolario. La avenida de conduce al palacio se engalana con grandes banderas del país del mandatario, la reina llega con el invitado en carroza y le ofrece un gran banquete.

El último mandatario en disfrutar de tal honor fue el presidente colombiano Juan Manuel Santos. No hay fecha para la visita de Trump, pero se especula que podría ser en torno a junio-julio. La invitación fue cursada durante la visita de May a la Casa Blanca, en la que ambos mandatarios mostraron gran sintonía, el presidente llegó a tomar la mano de la premier y abundaron las sonrisas.

“No es bienvenido aquí, señor presidente” ("You are not welcome here, Mr. President"), tituló en portada el tabloide The Daily Mirror, mientras figuras de todo el arco político, incluso del Partido Conservador de la primera ministra expresaban su repulsa a la visita.

Fue el caso de la diputada conservadora Sarah Wollaston, que dijo que las visitas de Estado deberían reservarse a líderes que hubieran hecho una contribución positiva. “Eso no incluye a Trump”, escribió en el diario The Guardian.

La líder de los conservadores escoceses y figura pujante en el partido, Ruth Davidson, estimó que “la visita del actual presidente de Estados Unidos no se ajustaría de ningún modo a las mejores tradiciones” de este tipo de actos, recordando que tienen como propósito “celebrar la amistad y los valores compartidos entre ambos países”.

“Deberíamos preguntarnos, en el Reino Unido, si vamos a hacer eso por un hombre que no respeta a las mujeres, desprecia a las minorías, valora poco a los homosexuales, no siente compasión por las personas vulnerables, y cuyas políticas se enraízan en una retórica de división”, dijo a la BBC otra política conservadora, Sayeeda Warsi, musulmana y miembro de la Cámara de los Lores.

Se da la circunstancia de que un diputado conservador que tiene la doble nacionalidad iraqui-británica y cuyos hijos estudian en Estados Unidos podría verse afectado por el decreto de Trump. Este prohíbe el ingreso a Estados Unidos de refugiados durante 120 días, sea cual sea su origen, y durante 90 días a personas originarias de siete países musulmanes: Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

“Me entristece enterarme de que se me prohibirá la entrada en Estados Unidos por mi país de nacimiento”, escribió este diputado, Nadhim Zahawi. En la misma situación estaba el campeón olímpico británico nacido en Somalia, Mo Farah.

El ministro británico de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, anunció el domingo haber conseguido una exención a la medida para los ciudadanos británicos con otro pasaporte de uno de los siete países, como el caso de Zahawi, y este lunes se explicará en el Parlamento.

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