ONU alerta sobre el aumento de la trata de personas en zonas de conflicto

VIENA. La ONU alertó de que grupos armados en zonas de conflicto utilizan con más frecuencia la trata de personas para financiarse y atraer nuevos reclutas, con la promesa, por ejemplo, de recompensarles con esclavas sexuales.

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El Informe Global sobre Trata de Personas 2018, difundido hoy en Viena, analiza unos 24.000 casos documentados en 2016 en 142 países, y la explotación sexual (59 %) sigue siendo el delito más frecuente de esta “esclavitud del siglo XXI”, seguido por el trabajo forzado (34 %).

Estas cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) son solo la punta del iceberg, ya que muchas de las víctimas no son detectadas y no todos los Estados cuentan con los mecanismo adecuados para perseguir este delito.

Según el estudio, más del 70 % de las víctimas globales de trata son femeninas.

Casi la mitad de las víctimas totales son mujeres adultas (49 %), mientras que las niñas suponen el 23 % del total y su número va en aumento. Los hombres representan el 21 % de las víctimas documentadas y los niños, el 7 %.

Mientras que la mayoría de las víctimas de explotación sexual son femeninas, los hombres conforman el mayor grupo en los casos de trabajos forzados.

Si bien la forma más conocida de trata es la explotación sexual, miles de víctimas también trabajan en condiciones de esclavitud en tareas domésticas o en sectores como la minería y la pesca o, incluso, son utilizadas para la mendicidad infantil o la extracción de órganos.

La trata consiste en trasladar y retener a una persona mediante la fuerza o la coerción, con el fin de explotarla sexual o laboralmente.

Entre los menores también existen diferencias por género: el 72 % de las niñas son explotadas sexualmente y el 21 por ciento en trabajos forzados, mientras el 50 % de los niños sufre condiciones laborales de esclavitud y un 27 % es explotado sexualmente.

El resto de las víctimas menores cae en otras formas de explotación, como la mendicidad, los niños soldados, actividades delictivas en beneficio de terceros y matrimonios forzados.

La mayor parte de los casos son detectados en los países de origen de las víctimas, pero los Estados ricos suelen ser destinos frecuentes de personas que caen en la trata transnacional después de ser engañadas por redes delictivas que ofrecen trabajos falsos.

Las bandas delictivas se benefician de la situación de vulnerabilidad de las víctimas, lo que se agudiza en las zonas de conflicto debido al desmoronamiento del Estado, el desplazamiento de la población, la fragmentación familiar y la necesidad de bienes básicos.

“El tráfico de personas en conflictos armados ha alcanzado proporciones terribles, con niños soldados trabajos forzados y esclavitud sexual”, denuncia Yuri Fedotov, director ejecutivo de la ONUDD.

En zonas en conflicto de África subsahariana y Oriente Medio, grupos armados convierten a niñas y mujeres en esclavas sexuales “para impulsar el reclutamiento y recompensar a sus combatientes”, según el texto.

La ONU recuerda que ese fue el destino de Nadia Murad, premio Nobel de la Paz en 2018 y embajadora de la ONUDD contra la trata, antes de ser rescatada.

La concesión del Nobel a Murad es considerado por Fedotov un símbolo en la lucha contra la trata de personas y el uso de la violencia sexual como arma de guerra y pide que la comunidad internacional actúe de forma más decidida.

El informe señala que los grupos armados utilizan también la trata como herramienta para infundir terror entre la población y facilitar así su obediencia.

La ONUDD no ofrece datos sobre el número de víctimas totales en zonas de guerra, pero afirma que milicias y grupos criminales han tratado de explotar a la población desplazada por los conflictos de Siria, Irak y Afganistán, así como la minoría rohinyá en Birmania.

Además de la explotación sexual y laboral, algunos grupos armados utilizan la trata para reforzar sus filas; así, el informe recuerda que la mitad de los combatientes del grupo yihadista somalí Al Shabab es menor de edad.

También se recuerda que algunas milicias controlan en Libia centros de detención para migrantes, a los que explotan de diversas formas.

El estudio señala que el número de víctimas documentadas a escala global ha aumentado, pero que eso también puede deberse a que los países cuentan con más medios para detectarlas.

La ONUDD recuerda que en 2009 solo 26 países contaban con instituciones específicas que recopilaban datos sobre trata, mientras que ahora son ya 65.

En cualquier caso, la ONUDD critica que en grandes partes de África y Asia apenas se detecta a víctimas y no se sentencia a tratantes y pide a los Estados de esos continentes más esfuerzos para aplicar la normativa internacional.

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