ONU retoma mañana las consultas de paz para resolver conflicto en Yemen

GINEBRA. El proceso de diálogo para lograr la paz en Yemen se retomará mañana en Ginebra en un nuevo intento de la ONU de poner fin a tres años de guerra que han provocado la mayor tragedia humanitaria de la actualidad.

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Dos años después de la última reunión entre los beligerantes, celebrada en Kuwait, el nuevo el enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, ha conseguido reunir a las dos principales partes en conflicto, representantes del gobierno del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad, y delegados de los rebeldes hutíes, que se levantaron en armas en septiembre del 2014.

Griffiths confirmó hoy en rueda de prensa que las consultas de paz comenzarán mañana a pesar de que la delegación hutí aún no ha logrado partir de Yemen. “Estamos trabajando en ello activamente, con los hutíes, con las agencias de la ONU, con el gobierno de Omán. Estoy seguro de que lograrán llegar a Ginebra. Los retrasos siempre se producen”, afirmó.

El avión que debía transportar a esta delegación no partió del Yemen tal y como estaba previsto, pero el enviado especial no quiso especular sobre las causas y se limitó a decir que las consultas tendrán lugar como estaba previsto. El mediador agregó que la prueba de ello es que la delegación gubernamental ya está en Ginebra y que esta misma tarde se reunirá con el ministro de Asunto Exteriores del Gobierno yemení, Jaled al Yamani.

Griffiths especificó el proceso de diálogo debe ser calificado como consultas y no negociaciones, porque quiere que sean las partes las que decidan si quieren negociar, en qué términos y en qué lugar. Insistió en que lo importante era retomar el diálogo, tras dos años de parón. No obstante, dejó claro que no descarta negociaciones directas si las partes así lo desean.

“Las consultas permiten un trabajo más flexible, espero ver a las dos partes sentadas en la misma habitación. No tiene por qué suceder, no es necesario, pero podría suceder”, agregó. Indicó que quiere trabajar con los implicados sobre el establecimiento de “medidas de confianza” y, aunque tiene una idea de cuáles podrían ser, no las especificó para remarcar la importancia de que sean las partes las que las determinen, aunque adelantó que ambos bandos han subrayado que una de las principales podría ser la liberación de detenidos.

Griffiths aseguró que espera que las consultas duren tres días, aunque consideró que pueden prolongarse en función de cómo avance el diálogo. El mediador especificó que no participarán en ninguna de las dos delegaciones representantes de terceros países, a pesar de que muchos están implicados directamente en el conflicto.

Los rebeldes hutíes están apoyados por Irán, dado que los insurgentes son chíies como la República Islámica. Por su parte, el gobierno de Hadi, reconocido internacionalmente, cuenta desde marzo del 2015 con el apoyo de una coalición de países árabes -Bahrein, Catar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Marruecos y Sudán, y liderada por Arabia Saudí- que le presta un vital refuerzo militar. Precisamente, respecto al conflicto, subrayó que el cese de las hostilidades no es un requisito.

“No he pedido un alto el fuego porque no quiero establecer condiciones, aunque tampoco creo que vayamos a ver grandes operaciones militares esta semana”, afirmó.

Un grupo de expertos de la ONU presentó un informe la semana pasada en el que acusó a todas las partes involucradas en el conflicto de Yemen de haber cometido potenciales crímenes de guerra. Las acusaciones del informe de la ONU recayeron en especial sobre la coalición árabe, cuyos bombardeos aéreos “han causado la mayoría de las víctimas civiles directas” del conflicto.

El británico Griffiths asumió el cargo el pasado marzo en substitución del mauritano Ismail Ould Cheikh Ahmed, que intentó en vano durante tres años solucionar el conflicto en una nación, que ya era antes de la guerra el país más pobre de la región. Un conflicto que en tres años y medio se ha saldado con la muerte de al menos 6.660 civiles y 10.563 heridos, y que es considerada por la ONU como la mayor tragedia humanitaria de la actualidad.

Según la ONU, el 75 por ciento de la población -22 millones de personas- necesita asistencia humanitaria para sobrevivir; el 55 % de la población -16 millones- no tiene acceso a agua potable ni saneamiento; y 2,9 millones de mujeres y niños están desnutridos agudos. El país, además de estar virtualmente destruido, lidia con un brote de cólera, del que solo en este año se han registrado 120.000 casos sospechosos.

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