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En este mensaje al que siguió la tradicional bendición “urbi et orbi” (A la ciudad y al mundo) , Francisco hizo, al igual que en los años anteriores, un repaso por las guerras y males que afligen al mundo.
Citó al pueblo colombiano “que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación”.
Y después también recordó la situación en Venezuela, cuando deseó que “dicha valentía anime también la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”.