Paraguayo y su testimonio ante el mundo

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Tres jóvenes fueron elegidos por la organización del Encuentro Mundial de la Juventud con el Papa Francisco para hacer públicos sus testimonios de vida, entre ellos un paraguayo narró su calvario con las drogas y cómo luchó contra ellas.

La jornada del Papa Francisco con los jóvenes se realizó este sábado en el Campo de la Misericordia a las afueras de Cracovia, Polonia. Miguel es un paraguayo de 34 años de edad que por muchos años vivió drogándose y cumpliendo condenas por diversos delitos. El mismo afirmó que gracias a un sacerdote conocido de su familia decidió ir a una casa de recuperación en Brasil, donde se convirtió en testimonio vivo para otros jóvenes que pasan por la misma situación en todo el mundo.

Miguel comentó que proviene de una familia de 11 hermanos y que fue el único entre sus hermanos que utilizó drogas durante 16 años. Su experiencia con la droga comenzó a la temprana edad de 11 años, lo que le llevó a tener muchas dificultades de relacionamiento con su familia.

“No me sentía querido ni cercano a ellos. Discutíamos constantemente y vivíamos en continua tensión. No recuerdo sentarme en familia a la mesa, para mí la Familia era un concepto inexistente, la casa sólo era un lugar donde dormir y comer. A los 11 años de edad escapé de mi casa ya que el vacío era muy grande. En aquel tiempo aún estudiaba pero yo quería "libertad". En pocos meses estaba experimentando con drogas de camino a la escuela. Esto no hizo más que ahondar el vacío dentro mío, no quería regresar a mi casa, enfrentar a mi familia, enfrentarme a mí. Al tiempo dejé toda educación formal y mis padres tuvieron que cerrarme las puertas de su casa, estaban perdiendo la esperanza”, asegura parte de su testimonio recogido por ACI Prensa.

El joven paraguayo posteriormente menciona que sus actos lo llevaron a la prisión a los 15 años, al salir cometió otro delito que lo llevó nuevamente a la cárcel por 6 años más.

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“A un mes de haber salido de prisión un sacerdote amigo de la familia me invitó a conocer un lugar llamado Fazenda de la Esperanza. Estaba sin rumbo en la vida. Todos esos años perdidos se reflejaban fuertemente en mi mirada, en mi rostro. Acepté ir, por primera vez me sentí en familia. Al principio me costaba mucho el relacionamiento, la convivencia. En esta comunidad el método de sanación es La Palabra de Dios, vivirla.”, asegura y a la vez menciona cómo el perdón también lo ayudó a mejorar.

Miguel asegura que se recuperó hace 10 años, tras 16 de consumo de drogas. En la actualidad es responsable de la casa “Quo Vadis?” de la Fazenda de la Esperanza en Cerro Chato - Uruguay, departamento del 33, hace 3 años.

Tras escuchar el fuerte testimonio del joven paraguayo y de otros dos, el Papa brindó un mensaje a todos los presentes en el acto en el que mencionó que la juventud no debe quedar adormecida.

“La verdad es otra: queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a vegetar, a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, hemos venido a dejar una huella (…) El tiempo que hoy estamos viviendo, no necesita jóvenes-sofá sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con los botines puestos. Sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes”, exhortó el Papa a los jóvenes en el encuentro.