Peligros que conlleva el rescate subterráneo en Tailandia

MAE SAI. Más de cuatro kilómetros de pasadizos por donde tendrán que bucear túneles inundados, superar desniveles y cubrir largas caminatas, son las dificultades de la misión de salvamento iniciada hoy en Tailandia para rescatar a 13 personas de una cueva

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Un contingente internacional formado por 18 buzos se adentró en la mañana del domingo en las grutas con la determinación de regresar acompañados de las víctimas, doce niños de entre 11 y 16 años y un adulto de 26.

En un viaje de ida y vuelta de más de 11 horas, las autoridades estiman que el primer rescatado podría salir al exterior alrededor de las 21.00 hora local (14.00 GMT). Una vez llegados donde se encuentran los escolares y su tutor, a más de 4 kilómetros de la boca de salida, los expertos iniciarán de manera gradual el viaje de vuelta en pequeños grupos formados por dos rescatistas y uno de los atrapados. La primera etapa es la que mayor riesgo conlleva.

Para superarla, los menores, que pasaron cerca de nueve días sin comer antes de ser encontrados el lunes, tendrán que bucear por un angosto pasadizo por donde solo cabe una persona. Los niños, muchos de los cuales antes del rescate no sabían nadar, han recibido un curso intensivo sobre el manejo de los equipos de inmersión. Durante la misión se utilizarán máscaras especiales que cubren toda la cara y les permiten respirar de manera natural, además de comunicarse con los equipos de salvamento. Los expertos buzos, quienes alertaban del riesgo de la misión pero aseguraban que era la vía más factible, permanecerán en todo momento unidos a los niños para guiarles.

También contarán con una cuerda, asida a la pared, que servirá para orientales durante la ruta de salida a través de subidas y bajadas de un pedregoso terreno con fuertes corrientes de agua e iluminado de manera artificial.

Una vez en el exterior, doctores y miembros de la asistencia sanitaria evaluarán a los niños. Más de una docena de ambulancias y cinco helicópteros se encuentran apostados a las afueras de la gruta para trasladar a los chavales al hospital. La avanzadilla de fuertes lluvias que regó anoche la región marcó el inicio de las operaciones.

Las precipitaciones son una de las principales preocupaciones, debido a que el agua filtrada por el monte puede volver a inundar las galerías. “Si no los rescatamos durante el día (hoy) que estamos más preparados, podríamos perder la oportunidad de lograr la misión”, dijo Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de las operaciones. Las tareas podrían extenderse dos o tres días, alertaron las autoridades en una rueda de prensa. “Hemos esperado hasta el momento exacto para comenzar la evacuación. Está todo preparado para garantizar el éxito de la misión”, declaró Narongsak.

Tras una ventana meteorológica favorable las aguas han cedido a lo largo de todo el complejo subterráneo gracias a los escapes naturales y al incesante drenaje artificial. “Unidos, vamos a llevarles a casa”, publicaron en un mensaje en Facebook los cuerpos de élite tailandeses antes de partir hacia las profundidades.

Los doce escolares y su tutor fueron encontrados la noche del lunes en una isla de terreno seco 4 kilómetros adentro de la caverna.

El hallazgo se produjo tras nueve días de intensa búsqueda en la que participaron más de 1.300 personas. Los menores y el adulto enclaustrados han podido recuperar parcialmente desde entonces las fuerzas al ser asistidos por médicos y psicólogos dentro de la gruta.

Los trece se internaron en las galerías el sábado 23 de junio tras un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.

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