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“Vamos a pedir, respetuosamente, al gobierno de Estados Unidos, para que ellos atiendan a los jóvenes (...) que los jóvenes de Estados Unidos tengan opciones, tengan alternativas, tengan oportunidades, que no sean marginados, que no sean discriminados”, dijo el mandatario izquierdista.
“Y que al mismo tiempo haya una campaña en Estados Unidos de orientación a los jóvenes, que no existe”, agregó en conferencia de prensa.
Dijo que el país vecino tiene “mucho” que ver en la problemática de las drogas pues cuando crece el consumo en Estados Unidos también lo hace el tráfico ilegal en territorio mexicano.
“Lo que queremos es atender esto de manera conjunta e ir al fondo, o sea, no estar nada más nosotros atendiendo efectos sino que nos apliquemos y se vaya a las causas, al fondo del asunto”, afirmó López Obrador.
El mandatario informó que su administración trabaja en una campaña de información sobre el consumo de drogas dirigida a jóvenes mexicanos con el fin de crear conciencia sobre las adicciones y sus consecuencias, especialmente de las drogas duras más letales.
“Al mismo tiempo vamos a revisar lo del consumo de drogas -vamos a decir no dañinas, no tan adictivas, tan peligrosas-, si esto nos ayuda también a conseguir la paz”, agregó al ser consultado sobre una propuesta legislativa que su partido político, Morena, presentó en noviembre pasado para legalizar el uso lúdico de marihuana.
Advirtió, no obstante, que la prioridad es atender las causas de la inseguridad y la violencia ligada al narcotráfico que golpea a México, y que, a juicio del mandatario, son la pobreza y la falta de oportunidades.
“Primero que haya bienestar, primero que haya oportunidades para los jóvenes, para todo el pueblo y al mismo tiempo lo preventivo, la información. No hay una campaña en ese sentido en el país”, dijo López Obrador.
La acción de los narcotraficantes, cuyo principal mercado es Estados Unidos, ha generado un incremento de los asesinatos en México, sobre todo desde que el gobierno lanzó a finales de 2006 una polémica ofensiva militar contra sus organizaciones.
Más de 200.000 personas han muerto asesinadas desde entonces, según cifras oficiales, que no precisan cuántas de ellas son víctimas del combate a los grupos criminales.