SÃO PAULO. Lula ya cumple condena desde el pasado abril por otro caso de corrupción, después de que la Justicia diera por comprobado que recibió un apartamento en una playa de Sao Paulo a cambio de sobornos.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) fue acusado en esta segunda causa por corrupción y lavado de dinero por supuestamente haberse beneficiado de las obras por unos US$ 270.300 que tres diferentes empresas hicieron en una casa de campo en Atibaia, municipio del estado de São Paulo.
La casa es propiedad del empresario Fernando Bittar, un viejo amigo de la familia de Lula, que la cedió temporalmente al expresidente en 2010 para que pudiera disfrutarla con su familia.
De acuerdo con la Fiscalía, pese a no ser el propietario de la casa de campo, Lula se benefició ilegalmente de las reformas en la misma por parte de empresas que fueron favorecidas en su Gobierno con contratos amañados con la petrolera estatal Petrobras.
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Para los fiscales, las reformas fueron hechas a petición del expresidente y para su beneficio.
En su alegato final en el juicio, la Fiscalía alegó que Lula fue beneficiario de “una gran y poderosa” red que desvió recursos de Petrobras.
Lula enfrenta cinco causas separadas por cargos de corrupción y lavado de dinero, todas vinculadas a la megadefraudación a la petrolera estatal Petrobras e investigada por la operación judicial “Lava Jato”.
