“La situación de seguridad sigue siendo globalmente preocupante. Recibimos demasiados ataques de los grupos armados”, afirmó Hervé Ladsous en una rueda de prensa.
Desplegada de julio de 2013, la Misión de la ONU en Malí (Minusma) es la fuerza de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas que más vidas ha costado desde la desplegada en Somalia en 1993-1995, con más de 70 cascos azules muertos en el ejercicio.
“El proceso (de paz) está lejos de ser completado”, a pesar del acuerdo de mayo-junio de 2015 entre Bamako y los grupos que el apoyan y la exrebelión, de predominancia tuareg, del norte del país, añadió Ladsous.
Ladsous había llegado el viernes por la noche a Bamako e hizo estas declaraciones tras haberse reunido con el presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita, días antes de que deje el cargo. Será sustituido en abril por su compatriota francés Jean-Pierre Lacroix.
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En marzo de 2012 el norte de Malí cayó en manos de grupos yihadistas afiliados a Al Qaida que, aliados a los tuareg, hicieron retroceder al ejército. Los grupos yihadistas expulsaron luego a los tuareg.
Con la intervención militar de Francia iniciada en 2013, y que continúa, los grupos armados se vieron obligados a ceder terreno.
Las fuerzas armadas malienses y extranjeras siguen sin controlar vastas regiones del país a pesar de la firma del acuerdo de paz con el que se busca aislar definitivamente a los yihadistas.
