/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/Z3MDDJ5GLFE7RMGNHSRLLQ7SGM.jpg)
Cargando...
La exministra del Interior, de 59 años, sucede a David Cameron, que presentó poco antes su renuncia a la reina en el palacio de Buckingham.
Al asumir el cargo, la conservadora dijo que el Reino Unido afronta momentos de “grandes cambios” tras la votación favorable a la salida del país de la Unión Europea (UE), lo que es conocido como Brexit.
En una declaración ante la residencia de Downing Street tras recibir el encargo de Isabel II de formar Gobierno, May afirmó que su Ejecutivo trabajará a favor de la justicia social y para todos los ciudadanos, no para “unos pocos” privilegiados.
Algunos ya la bautizaron la Angela Merkel británica, pero Theresa May, no acepta ser comparada con nadie. En común con la canciller alemana, además de su estilo sobrio, tiene un padre protestante y una educación austera y rígida. May también tiene un abuelo sargento mayor del ejército, un detalle que se encargó de subrayar cuando hace diez días aseguró tener los requisitos para gobernar a los súbditos de Su Majestad.
Nacida en la ciudad costera de Eastbourne, de 59 años, estudió geografía en Oxford. Y allí conoció a su marido Philip gracias a su amiga Benazir Bhutto, por entonces futura premier de Pakistán, que los presentó en una fiesta de jóvenes Tories.
May concurre a misa todos los domingos y no tiene hijos. “Simplemente no sucedió” , respondió una vez sobre el argumento que pocos días atrás estuvo en el centro de un debate con la que hasta hoy fue su rival, Andrea Leadsome. Además es favorable a las bodas gay, pero votó en contra de las adopciones. Después de laurearse y antes de lanzarse hacia la política trabajó en el Banco de Inglaterra.
En 2012 se convirtió en la primera presidente mujer de los Tories y comenzó su escalada que la llevó al ministerio del Interior, un rol considerado en Gran Bretaña en el “top four” del gabinete, después del premier, el canciller en las sombras y el ministro de Exteriores.
En estos años se distinguió por una política inflexible sobre la inmigración alzando la vara del salario mínimo para los trabajadores no europeos que quieran establecerse en Gran Bretaña.