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Sin embargo, reportes de algunos enfrentamientos socavaban la tregua iniciada a la medianoche.
El presidente ruso, Vladimir Putin, un aliado clave de su homólogo sirio, Bashar al-Assad, anunció el alto al fuego el jueves después de negociaciones con Turquía, un antiguo partidario de la oposición.
Observadores del conflicto y un oficial rebelde informaron de enfrentamientos casi inmediatamente después de que la tregua entrara en vigor - a las 22:00 GMT del jueves, 18:00 en Paraguay - entre insurgentes y fuerzas gubernamentales en la frontera de las provincias de Idlib y Hama, así como de incidentes aislados con disparos más al sur.
Menos de 12 horas después, fuerzas del Gobierno sirio y sus aliados se enfrentaban con rebeldes en un valle estratégico al noroeste de Damasco y helicópteros militares realizaban incursiones en el área, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
No obstante, aún prevalecía la calma en muchas áreas incluidas en la tregua, según funcionarios rebeldes y del Observatorio, pero los enfrentamientos ponían de manifiesto la fragilidad de cualquier acuerdo de paz en un país donde han fallado reiterados esfuerzos internacionales para cesar las hostilidades.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que Estados Unidos podría unirse al proceso de paz una vez que el presidente electo Donald Trump asuma su mandato el 20 de enero.
También quería que Egipto se sumara, junto con Arabia Saudita, Qatar, Irak, Jordania y Naciones Unidas. Varios grupos rebeldes han firmado el acuerdo, dijo el Ministerio de Defensa ruso. Oficiales rebeldes reconocieron el acuerdo y un portavoz del Ejército de Siria Libre (ELS), una alianza de grupos insurgentes, dijo que respetaría la tregua.
La guerra civil de Siria, que comenzó cuando un levantamiento pacífico derivó en violentos disturbios en el 2011, ha causado más de 300.000 muertes y desplazado a más de 11 millones de personas, la mitad de la población del país antes de la guerra.