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“No compito contra Hillary, compito contra la prensa”, resaltó Trump, convencido que si la cobertura de sus eventos fuesen honestos estaría por delante con el 20% sobre su rival demócrata.
Un ataque sobre todo contra el diario New York Times, al cualevalúa con retirar la acreditación para la campaña electoral.
“Tienen un par de reporteros que son muy malos... Quiero decir que no tienen talento. Pero el periódico se va al infierno. Por eso creo que lo que haremos será empezar a pensaren quitarle las credenciales. Quizá lo haremos. Creo que sí. Cuando escriben historias deshonestas, deberíamos ser un poco duros. Están de acuerdo?”, añadió.
Los insultos a los periodistas fueron realizados durante el discurso que hizo en Connecticut, donde cerca de 4.800seguidores esperaron durante horas a Trump en un recinto cerrado y sin aire acondicionado, lo que provocó algunos desmayos “La CNN es repugnante”, declaró Trump, quien nunca antes había proferido tantas críticas contra los periodistas.
Es un ataque que corre el riesgo de alienearle también más el apoyo del partido, que ya está evaluando de recortar fondos al magnate. Pese al apoyo público, el Comité Nacional Republicano comenzó con la discusión sobre las próximas medidas, fijando como límite octubre: Si Trump continúa por su camino sin hacer caso a las directrices del partido y está por detrás en los sondeos, ese mes pondrán fin a las ayudas financieras del candidato, desviándolas sobre la campaña para la renovación del Congreso.
En los sondeos Trump continúa perdiendo terreno. Según las informaciones de la CBS, el magnate está por delante de Hillary Clinton en Georgia con 4 puntos, con el 45% de las preferencias contra el 41% de su rival.
El candidato republicano, sin embargo, está por detrás en Florida, donde la demócrata tiene el 45% y Trump 36%, y en Nueva Hampshire, donde el margen de ventaja de Clinton es de nueve puntos.
El nuevo sondeo está una ducha de agua fría para Trump, que llega después de diez días negros. Los esfuerzos de su equipo detenerlo bajo control y de guiarlo en la transmisión de su mensaje cayeron repetidamente en el vacío.
La confirmación llega por la descripción de Trump por partede los electores: los dos términos más recurrentes son “nocalificado” y “racista”. Pero Trump -sostiene su campaña- tieneun mensaje y sería también positivo, si no fuera por las metidas de pata.
A pesar de los recientes tropiezos, con la invitación indirecta al pueblo de las armas a detener a Hillary, el Partido Republicano trata de mostrar su apoyo. En las últimas horas sorprendió Reince Priebus, el presidente del Comité Nacional, lo introdujo en el escenario, invitando al público a no creer en la “basura” que lee.
Priebus, según los rumores, estaría trabajando con Trump, con repetidos llamados telefónicos diarios para ayudarlo y para ofrecer indicaciones que, si respeta, le permitirían poder continuar gozando del apoyo del partido.
Trump sin embargo parece querer continuar por la senda de una campaña no convencional, aunque le cueste perder.
Pese a sus esfuerzos, el magnate no está cómodo –sostienen fuentes de su campaña- en el rol de típico candidato, está desorientado por las corrientes que debe ahora navegar con equilibrio por respetar y ceder a su fórmula pugilística que le permitieron ganar la nominación en la lucha por la Casa Blanca.