Trump y el regreso a 1984

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Los medios atraviesan un difícil momento con Donald Trump en EE.UU., lo que plantea una feroz lucha por los derechos de la prensa. El libro “1984”, de George Orwell, se convirtió en bestseller por la mención de los “hechos alternativos” del mandatario.

Seis meses antes de morir en enero de 1950, el escritor británico George Orwell publicó la novela “1984”. La trama consiste, en esencia, en una sociedad distópica controlada por un “Gran Hermano”, una autoridad que “lo ve todo” dentro de un Estado represivo con, por ejemplo, una “policía del pensamiento”. Este libro se convirtió nuevamente en éxito de ventas en los Estados Unidos y Europa tras la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.

Libro 1984 (AFP). 

La agencia AFP recuerda que, en su obra, Orwell introdujo el concepto de “doble pensamiento”, que -según el autor británico- “significa el poder de mantener dos creencias contradictorias en la mente simultáneamente, aceptando ambas”. Esto coincide con lo que sostienen el propio Trump, su jefe de Prensa, Sean Spicer, y su asesora llamada Kellyanne Conway, considerada como la artífice de la victoria del multimillonario el pasado 8 de noviembre por sobre Hillary Clinton.

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El entorno comunicacional de Trump introdujo, desde su asunción como presidente el viernes pasado, la concepción de hechos alternativos. Fue cuando Sean Spicer criticó a la prensa por afirmar que los medios mintieron cuando compararon la cantidad de gente que asistió al evento de asunción (llamada inauguration en inglés) en el caso de Trump y en el caso de Barack Obama, en 2009.

Diferencia de asistencia en la asunción de Trump, un "hecho alternativo" para el presidente es que hubo más gente en la suya. (Twitter, Newshour). 

Desde allí quedó estampada la frase hechos alternativos para describir situaciones que en realidad jamás ocurrieron y se vincula lo dicho con mentiras que impulsa el nuevo presidente ante las evidencias que surgen: los periodistas que reportan, las fotografías que muestran la realidad, etc. Es más, Trump hizo encuadrar una foto que le mostraba en un ángulo favorable por la cantidad de gente el pasado 20 de enero, aunque en realidad sí hubo decenas de miles de personas menos en comparación a ocho años atrás.

La psicóloga Marilyn Wedge escribió en la web de la revista Psychology Today -informa AFP- que Donald Trump “está tratando de decirnos que creamos lo que él y sus asesores dicen por encima de lo que nos dicen nuestros propios ojos”.

Esto plantea una difícil situación para la prensa en los Estados Unidos después de una marcada crisis que llevó al cierre de cientos de periódicos desde la recesión de 2008. Ahora, los medios masivos tienden a encontrar soluciones para la sustentabilidad económica, pero tropiezan con un showman que alevosamente miente y se confronta con los medios de comunicación, poniendo en jaque a la libertad de prensa. De hecho, existen versiones de que Trump recortará los fondos de la Radio Nacional Pública (NPR) y la Televisión Nacional Pública (PBS).

Steve Bannon, uno de los principales asesores de Trump, dijo al New York Times -según apunta El País de Madrid- que los medios “deberían mantener la boca cerrada” porque la prensa quedó “humillada” tras la victoria de Trump.

Como detalle final, varias entes del Gobierno federal crearon en cuentas de Twitter “alternativas” a las oficiales para defender el presupuesto y la posición independiente -que siempre tuvieron- en contra de la Administración Trump, que en solo una semana de vigencia ya sacudió el panorama local apuntando hacia una gestión racista y xenófoba, como fue toda la campaña de Trump.