Violencia costó la vida a 440 civiles y 150 militares en Mali en tres meses

BAMAKO. La violencia costó la vida a 440 civiles y 150 militares (nacionales y extranjeros) en Mali en los tres primeros meses del año, uno de los periodos más sangrientos de los últimos años.

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Según explicó hoy ante la Asamblea Nacional el ministro de Seguridad, general Salif Traoré, los militares muertos pertenecen a las Fuerzas Armadas Malienses (FAMA), a la misión de estabilización de la ONU (Minusma) o a la fuerza francesa desplegada en el Sahel (Barkhane).

El ministro no dio más detalles sobre el elevado número de muertos, pero pidió “la cooperación de la población con las fuerzas internacionales” para revertir esta situación.

Aunque no fue más explícito, el mensaje fue entendido como un llamamiento a cooperar con Barkhane (que consta de 4.500 soldados desplegados en Mali, Níger y Chad), que actualmente instala una nueva base en la región de Gourma, en el centro de Mali, para reforzar su presencia en esta región, particularmente golpeada.

La violencia en Mali se ha ido desplazando en los dos últimos años desde las regiones tuaregs del noreste hacia el centro-este fronterizo con Burkina Faso y Níger, sobre todo la región de Mopti y la contigua de Gourma, al sur del río Níger.

En esas regiones, ya no son solo los grupos de inspiración yihadista los que atacan a los uniformados de uno u otro ejército, sino que con frecuencia se producen enfrentamientos de carácter étnico entre peuls (también llamados fulanis), dogon y bambara, que terminan a veces en matanzas de decenas de muertos.

La última y más grave, que ha convulsionado al país, tuvo lugar el pasado 23 de marzo en Ogossagou: allí, una milicia formada por cazadores “donzo”, de etnia dogon, asesinó fríamente a 160 pobladores peuls de una aldea.

A los conflictos tradicionales entre agricultores, pastores y cazadores, que nunca han sido pacíficos, se une ahora la sospecha que recae sobre los “peuls” de connivencia con los grupos yihadistas, sobre todo desde la aparición del caudillo yihadista peul Amadou Kouffa.

El gobierno ha tolerado más o menos abiertamente la existencia de milicias armadas que atacan a los “peuls”, como ha sido denunciado por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, pero la matanza de Ogossagou ha hecho que aumenten las voces que piden terminar con las milicias armadas de una vez por todas.

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