Alternancia o dictadura

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La alternancia, exigida por la prohibición expresa de la reelección que contiene nuestra Constitución, es el último dique que nos protege apenas parcialmente de una dictadura.

La reelección es absolutamente inapropiada para los países altamente corruptos, como de hecho lo es el nuestro. Basta fijarse en los graves casos de corrupción que afectan a los países vecinos, para confirmar el riesgo.

Para el supuesto caso de que un proyecto político, un gobierno, sea satisfactorio, la Constitución ya prevé la continuidad de dicho proyecto mediante la posibilidad de elegir como presidente, al vicepresidente en ejercicio.

En este caso, si el gobierno actual fuese satisfactorio –que no lo es– lo natural sería proponer al actual vicepresidente para que continúe en la gestión, ya que se trata de un miembro del mismo equipo.

En el caso de nuestro país, no solo el vicepresidente puede continuar el proyecto. El mismo presidente del partido político de gobierno podría candidatarse, o cualquier otro miembro del equipo del presidente. Sería natural que ocurra.

Por lo tanto, la imperiosa necesidad de reelección para continuar y completar la gestión de un gobierno, es solo una falacia repetida con el fin de engañar a la población, lo que desnuda también la mala fe de quienes pretenden violar la Constitución.

Carlos Carmagnola

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