Desde lo jurídico se imputa a una persona cuando se tienen indicios o argumentos del cometimiento de hechos punibles de una persona determinada, o se atribuye la responsabilidad de cometer un delito, o siendo más benévolo y decimos sospechoso, que sería lo que da pie al primer concepto, pero en cualquiera de los dos términos encierra perfectamente a hombres de nuestra realidad diaria como ciudadanos. Me refiero a que estamos lejos, primero de acercarnos y luego constituirnos en un país serio, por la razón puntual de que hay gente que tiene cuentas pendientes con la justicia y sigue ta campante; como el caso de Víctor Bogado, Camilo Soares, este si que se pega el lujo de ser panelista de un programa, lo mismo que Karina Rodríguez, también forma parte de un programa que se querrían constituir en espacios televisivos serios en donde se debaten muchas veces lo que se cree que es lo que está bien o mal.
Me pregunto cómo una persona que tiene algo pendiente a aclarar (porque puede ser que sea inocente), pero, mientras está sospechada de algún delito, cómo puede tener el coraje o el tova’atã de estar dictando cátedras de lo bueno o lo malo. ¿Estamos todos locos, o yo estoy muy desubicado? Nda entendeveíma! ¿Será que nos estamos acostumbrando a que lo que está mal sea normal y se esté perdiendo todo lo que serían valores para nuestra sociedad, que tanta falta nos hace? Después hay otros apellidos como Velázquez, Núñez, Bower, etc., que nunca se aclararon y por eso que lo de siglo XX cambalache encaja perfectamente.
Ojalá que la presión social salga de su letargo y se reclame lo que tiene que ser hacia el bien de todos cueste lo que cueste.
Eleuterio Simón Samudio
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